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Los mejores anfitriones

Benidorm comparte la fiesta nocturna con turistas y vecinos de toda la provincia a los que las peñas hacen sentir como uno más

Los mejores anfitriones

Las Fiestas Mayores se viven en cada momento del día, pero más aún por las noche y gracias al carácter hospitalario y la diversión que imprimen las cientos de peñas por todo el centro de la ciudad. La intención de compartir sus días grandes con el resto del mundo identifican unos festejos que atraen a miles de vecinos y turistas a Benidorm durante este fin de semana.

Sábado por la noche, el día fuerte de las fiestas que se esperan todo el año en la capital turística. Pasada la una de la madrugada cuesta hacerse hueco en la calle La Palma para ir visitando las numerosas peñas que allí se concentran. En la Che Que Fort!, L'Aixopluc, El Gripau o bien las Melomanix, Pobretons y La Castaña, tras un primer contacto, un saludo, los peñistas miran de forma inmediata, casi como un acto reflejo, las manos de sus interlocutores. ¿Qué bebes? Y a los dos segundos vuelven a aparecer con una cerveza, una copa, un refresco, lo que sea.

La situación se repite en las barras, como en el caso del local de la peña L'Ancora, en la calle Olivos. Un grupo de guiris, sin saber bien como funcionan estas fiestas, se acercan a los camareros y ya están invitados. «Este es el espíritu de las fiestas de Benidorm, no tendría ningún sentido que la gente tuviera que pagar por compartir una copa o un aperitivo, si pagamos 500 o 600 euros al año es para disfrutarlas y para poder invitar a la gente, la fiesta así se hace más grande», explicaban anoche en L'Ancora.

Tanto es así que la ocurrencia de una peña, hace ya unos años, sobre la posibilidad de empezar a cobrar a la gente no asociada que se acercara a compartir las fiestas en los locales alquilados por las agrupaciones festeras fue rechazada de pleno por el resto del colectivo. La presión fue tal que se descartó por completo esa posibilidad. «No tendría sentido, perderíamos la identidad de estas celebraciones, lo que queremos es que la gente venga, conozca nuestro pueblo y nuestras fiestas», repetían el sábado por la noche los peñistas.

No obstante, ese carácter hospitalario ha hecho que, en alguna ocasión, las peñas se hayan visto en el brete de quedarse sin provisiones a mitad de las Fiestas Mayores Patronales. «Si calculas mal o viene más gente de la prevista no te queda otra que reponer para poder seguir con las celebraciones», comentaba anoche otro peñista, con una dilatada experiencia festera.

Sedes

La dispersión de las peñas -Benidorm cuenta con 186 registradas- hizo ver por momentos el pequeño entremado de calles que conforman el Calvari menos lleno que otros años. Aún así, en víales míticos como La Palma no cabía ni un alfiler sobre las tres de la madrugada. Más espaciados, aunque con las mismas ganas de juerga, otros peñistas disfrutaban de la noche más alejados del núcleo festero en viales como Gardenías o en la zona de l'Aigüera.

La noche fue intensa y la fiesta se concentró principalmente desde medianoche hasta cerca de las cinco de la madrugada. Muchas peñas decidieron sobre las tres bajar la persiana para poder visitarse las unas a las otras, otra de las costumbres obligadas en las Fiestas de Benidorm.

La música del interior de los locales sumada a las bandas y a las batucadas que se abrían paso entre cientos de personas en las estrechas calles del Calvari, aún más si cabe, a los miles de invitados. Unas fiestas en las que por unos días inundan todo el centro de Benidorm y arrastran con ellas a todos los visitantes que estén dispuestos a vivir auténticas noches de desenfreno y juerga en la mejor de las compañías.

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