El gobierno local de Benidorm, del PP, ha salido esta mañana al paso de las críticas por autorizar una macrofiesta en un parque público de la ciudad, dirigida a un público mayoritariamente infantil y juvenil, a pesar de la advertencia de la Policía Local de que el evento no contaba con los vigilantes de seguridad privada que se habían requerido. El festival, que organizaba la Comisión de Fiestas, se saldó con varias menores trasladadas al hospital con comas etílicos y otra atendida por un botellazo, entre otros.

El edil de Seguridad Ciudadana, Lorenzo Martínez, ha aclarado que, si bien es cierto que no existían estos vigilantes, la seguridad del festival quedó cubierta por agentes de la Policía Local, de la Policía Nacional y de Protección Civil, y ha agregado que «la fiesta no se autorizó hasta que tuvimos todas las garantías de que se celebrara con total seguridad».

Asimismo, el concejal mantiene que, pese a que el informe del jefe de servicio dice que las menores trasladadas, una de 14 años y otra de 15, presentaban «coma etílico», en ningún caso se llegó a ese extremo, sino que fueron «intoxicaciones por el alcohol que habían consumido fuera del recinto, nunca dentro». Además, también ha asegurado que el resto de incidentes reseñados en el informe policial se produjeron «en las inmediaciones del parque, no dentro del recinto». Por este motivo, ha informado que esta misma mañana se ha solicitado al jefe de servicio que realizó el primer informe sobre el evento que redacte otro parte ampliado, donde se detallen con exactitud estos y otros hechos a los que hacía alusión en su primer documento.

Para Martínez, la decisión de autorizar el Holi Sound Festival se adoptó conjuntamente entre los representantes de los distintos cuerpos de seguridad presentes en el evento, entre ellos el comisario local de la Policía Nacional; el técnico coordinador del área de Seguridad Ciudadana; él mismo como concejal del área y, «cuando ya lo tuvimos todo claro, se informó al alcalde, que dio el visto bueno a las soluciones que le aportamos».

Por último, ha indicado que se decidió que el mismo siguiera adelante por ser «la opción menos lesiva», y recordó que antes de la apertura de puertas había agolpadas más de 800 jóvenes, en su mayoría menores sin la compañía de sus padres, a la entrada del recinto: «Si se hubiera cancelado la fiesta, la mayoría se habrían quedado por ahí y quizás las consecuencias habrían sido peores», ha afirmado Lorenzo Martínez.