El 34,46 % de los residentes en Benidorm son extranjeros. De ellos, la colonia más importante es la de británicos. No obstante, la ciudad cuenta con 106 nacionalidades distintas. De ahí la importancia de conocer el idioma donde viven. Pero en la localidad es tarea complicada. Los británicos han sabido crear su propio barrio en el Rincón de Loix, donde se mezclan con los benidormenses y los turistas de su país. Las calles de esta zona lo demuestran con sus carteles, sus trabajadores... el inglés se oye y lee en cada esquina. Pero esto se convierte en un problema en otras situaciones, como el momento delicado de ir al médico.

Tanto es así, que en el centro de salud del Rincón de Loix cuelga un cartel que avisa de lo siguiente en inglés: «Si usted no habla castellano, por favor, venga acompañado por alguien que lo haga. Así podremos darle la mejor atención». Mismo letrero que se puede encontrar en otros centros como el de Especialidades de Foietes de Benidorm, en l'Alfàs del Pi o en La Nucia, traducido además al francés, alemán y neerlandés.

La importancia de entender lo que el médico le está recetando al paciente, y que el sanitario entienda lo que éste le dice, para a través de sus síntomas hacer un diagnóstico, convierte el idioma en una pieza clave.

Desde Sanidad indican que muchos de sus médicos conocen el idioma, pero que esto lo hacen para facilitar la comunicación. Además, apuntan a que en el Hospital de la Marina Baixa cuentan con un intérprete que conoce 12 lenguas.

Un nuevo trabajo ¿legal?

Ante esto, muchos han aprovechado la situación y han hecho del defecto de la administración una virtud. Aunque ninguno de los traductores con los que se ha puesto en contacto este diario se quiso identificar, es un secreto a voces en la comunidad británica que vive en Benidorm que algunos de ellos sacan un dinero extra gracias a estas traducciones. Algunos de ellos explican que han cobrado a los británicos entre 10 y 15 euros. Pero no sólo por ir al médico, si no para otras tareas, como ir a la Policía, la petición de documentos a la administración pública o incluso al contratar a un abogado.

Esta práctica se ha extendido hasta tal punto que en el Mercaloix, mercado favorito para los británicos residentes y turistas del Rincón de Loix, hay algunos carteles en los que estos traductores se publicitan. Una de ellas dice colaborar desinteresadamente acompañando a los ingleses, algunos de ellos sus propios clientes que llevan durante años acudiendo a su negocio. «No les cobro nada, hay veces que ellos me regalan bombones o cosas así, pero no se lo pido», afirma, quien dice colaborar para la ONG inglesa MABS, Cancer Support Group. Asimismo, ésta indició que los médicos por regla general saben inglés, pero no de una forma fluida como para afrontar estos asuntos.

Algunos de los que solicitan estos servicios son personas que llevan en la ciudad 20 años y no se defienden con el idioma. Otros, son incluso turistas que están en el municipio durante unos días y se ven obligados a pedir la ayuda de los intérpretes.

Pero también son algunos médicos privados los que aprovechan su tirón y en sus carteles de anuncio especifican que sus asistencias las hacen con profesionales que hablan inglés.