De entre las casitas que llenan el pequeño pueblo de Relleu, se erige una parroquia que asoma desde cualquier punto del municipio. Ahora, ésta estrena un techado que les ha costado cuatro veranos de obras. Se trata de la iglesia de Sant Jaume, que lleva a sus espaldas miles de acontecimientos históricos. Y cómo no, el tiempo, hace que cada ciertos años tenga que restaurarse.
El padre Juan lo cuenta feliz y agradecido. Llevaba casi un lustro esperando ver terminadas las obras. Ahora, en el mes de los regalos, ha llegado el momento de lucir el nuevo techado, que contrasta con el resto del edificio religioso, que se remonta al siglo XVII.
En la parte restaurada había vigas podridas y goteras, tal y como afirmó el padre Juan. Por ello, decidieron que era momento de realizar cambios. Como viene siendo habitual, decía, todo ello ha sido gracias a la ayuda de los vecinos de Relleu. A través de los feligreses y las donaciones, han conseguido hacerse cargo de los materiales. Mientras que el Ayuntamiento ha sufragado los gastos de la mano de obra. Esta restauración habría costado alrededor de unos 20.000 euros, según los cálculos del padre Juan.
Relleu cuenta con 1.500 habitantes y varios de ellos visitan esta pequeña parroquia con mucha historia y acontecimientos vividos. Por ello, el cura agradeció a los vecinos de la ciudad por ayudar a que la iglesia siga en pie «tanto a los creyentes como a los que no», aclaró.
Reformas a pequeña escala
Se construyó en siglos diferentes. Como muestra de ello, la arquitectura, tanto por dentro como por fuera. Hay una parte que pertenece a hace cuatro siglos, mientras que otra tiene menos de cien años.
En 2007 inauguraron el interior. En un intento de eliminar los rastros del incendio que asoló a la parroquia durante la Guerra Civil, en 1936, tal y como contó a este diario el padre Juan. Como consecuencia, el tejado se vino abajo, víctima del fuego que arrasó la parte de dentro del edificio religioso. Entonces los habitantes del pueblo agrícola rehicieron estas ruinas poco a poco.
Mucho antes, hace cuatro siglos, los vecinos comenzaron a poner las primeras piedras para levantar un santuario religioso. Con el tiempo fue haciéndose más grande. La capilla y el primer campanario que tuvo se construyeron en el siglo XVIII. Más adelante, en la segunda mitad del siglo XIX, se levantó la nave mayor y el campanario actual, que está situado sobre el antiguo cementerio cristiano.
