Las empresas que cometieron un posible fraude se se situaban por debajo de C3 y Depimsa (de Conesa), en un segundo escalón (Red Moreno, Altos del Carrichal, Prexint Botanics, Traux, de Antonio Moreno, y Gribal y Desarrollo Gran Vía, de José Luis Rubio) y en un tercer escalón (Simetes de Partagás, Mecanizados Levante, Mecanizados Hermanos Muñoz, etc...). La fiscal considera probada la «connivencia, complicidad, confabulación» de las empresas con los cuatro directivos procesados, que «permitieron y consintieron el trato de favor a este empresario (Conesa)».Toleraron facturación a mayor precio que en el mercado, por obras que no se hicieron o se hicieron mal. Y que incluso «Conesa terminó realizando trabajos y validando sus propias facturas». Señala que el entramado permitió deducir gastos inexistentes para dar verosimilitud a las facturas.