El Ayuntamiento de Benidorm se ha visto obligado a establecer una serie de requisitos que tendrán que cumplir los relaciones públicas de los pubs tras detectar, sobre todo en la zona inglesa, que algunos de ellos estaban involucrados en casos de tráfico de drogas al menudeo tráfico de drogas al menudeo y que, varios de los locales, no cumplían con la norma municipal de que sólo podían trabajar dos por negocio. Así lo confirmaron a este diario fuentes de la concejalía de Seguridad.
También subrayaron que desde el pasado 1 de septiembre hasta hoy, como medida cautelar mientras se redactaba este decálogo de condiciones, se ha prohibido que trabaje ninguno de estos captadores de clientes en la también conocida como «zona guiri».
El reparto de publicidad de establecimientos en Benidorm está prohibido, pero el Consistorio ofrece una serie de concesiones especiales, entre ellas una a los asociados a la agrupación de los locales de ocio nocturno de Benidorm, Ociobal. Un informe de la Policía Local, que se puso en conocimiento del Consistorio hace dos semanas, indica que en determinados puntos de la zona inglesa de Benidorm hay lo que podría considerarse una red de venta de droga al por menor que se realiza en el entorno de algunos locales y en la que intervienen algunos de los que trabajan como relaciones públicas. «Además, cuentan con medios de comunicación (teléfonos móviles o walkies) con los que se avisan unos a otros de la presencia policial», manifiestan estas fuentes de la Policía Local de Benidorm, a la vez que insisten en que algunos de estos empleados que promocionan los pubs «tienen antecedentes por tráfico de drogas o por agresiones». Asimismo, determinan que el número de relaciones por pub que se permite se sobrepasa en varios casos.
De ahí que el Consistorio haya querido ponerle freno endureciendo las condiciones para ejercer esta labor. En el documento que ha elaborado la concejalía de Seguridad para autorizar el reparto de publicidad en todos los pubs de Benidorm, precisan que sólo se permitirá dos personas por establecimiento y sólo repartirán en las zonas de influencia del local. Es decir, no se podrán desplazar a otras áreas de la localidad a captar clientes.
También obliga a que todos los relaciones tengan que tener una tarjeta colgada al cuello que los identifique y deberán estar dados de alta en la Seguridad Social. Esta concejalía ha decidido acabar con los famosos chalecos que fijó el antiguo equipo de gobierno, «ya que dan mala imagen y muchos lo llevaban deteriorado», matiza el concejal de Seguridad, Lorenzo Martínez.
Otro de los puntos a subrayar que se establecen en este reglamento más que un requisito es una recomendación. En el texto apuntan que la persona autorizada será, preferentemente, de la nacionalidad de procedencia de la mayoría de los clientes del local. Este punto, según el área de Seguridad, lo incluyen «para evitar que el objeto de esta autorización no se desvirtúe como en la actualidad estaba sucediendo y que, al menos, los que ejerzan esta labor hablen inglés».
Ociobal, satisfecho
El presidente de Ociobal, Víctor Navarro, acogió ayer con satisfacción esta serie de requisitos, ya que «es una reivindicación que venimos manteniendo desde la asociación desde hace tiempo con el fin de que se regulara las autorizaciones a las empresas en el reparto de publicidad en la vía pública», dijo. «También hemos solicitado mayor presencia de los cuerpos de seguridad del estado en toda la zona de ocio inglesa, que consideramos de las más importantes de la Comunidad», añadió.
No es la primera vez que ocurre un problema de estas características en Benidorm y en esta zona, y se le intenta poner freno.
El concejal de Seguridad, Lorenzo Martínez, asevera que han actuado ahora «porque sabemos que a partir de este mes es cuando más público inglés llega a Benidorm y pretendemos que no se encuentren con ningún tipo de problema de seguridad durante su estancia».
Asimismo, reseña que se va a reforzar esta área tanto con Policía Local como con Policía Nacional para evitar este tipo de problemas y velar por el cumplimiento de lo adoptado.
