«El todo incluido me obliga a cerrar dos bares en agosto en Benidorm». Con esta contundencia se expresaba ayer Terry Dawson, propietario de cinco establecimientos ingleses en el Rincón de Loix, como ejemplo de la situación que, asegura, está viviendo la gran mayoría de bares y restaurantes británicos en Benidorm. Aunque no están integrados en ninguna asociación, exigen participar en el debate del «todo incluido». Según fuentes de la Concejalía de Comercio, se calcula que en la ciudad más de 400 bares y restaurantes están regentados por ingleses y localizados, en su mayor parte, en la zona del Rincón de Loix.

«Nadie nos ha tenido en cuenta, me siento ignorado como empresario que paga sus impuestos», explicó ayer a este diario Terry Dawson, en relación a la decisión municipal de crear un comité político y técnico al que no han sido invitados, y que tiene por objetivo evaluar el impacto del modelo turístico del «todo incluido» en el tejido empresarial de Benidorm.

Ellos, los bares y restaurantes británicos, también dicen sufrir un perjuicio por el auge de esta tendencia de mercado. Hasta el punto, según Dawson, de que dos de sus cinco establecimientos situados en la calle Gerona y Severo Ochoa, echarán la persiana el próximo mes ante la falta de clientela.

«Es muy duro ver tus bares vacíos y no poder pagar el alquiler, delante de hoteles que ofrecen comida y bebida gratis», argumentó Dawson con una voz que denotaba la rabia contenida de quien se ve obligado a cerrar dos negocios en plena temporada estival. Según este hostelero, sus clientes potenciales salen del hotel «a las 12 de la noche cuando ya ha terminado el tiempo en el que la comida y la bebida están incluidas en el precio». Una práctica que no entiende en una ciudad como Benidorm en la que «no hay problema de seguridad y las familias pueden disfrutar de todo lo que ofrece el entorno», insistió.

Él lleva 22 años en Benidorm. Vino de Inglaterra, dejando a un lado su trabajo como minero de carbón, para buscar una vida mejor. Y la encontró. Su negocio crecía hasta hace cinco años, coincidiendo con los momentos más crudos de la crisis. Pero ahora se reduce a la mitad. Por eso, sí encuentra oportuno que se plantee ahora el debate y, sobre todo, que su colectivo forme parte .

Pero no es fácil encontrar soluciones. El empresario considera que es el gobierno local el que debería «hacer algo, para frenar esta situación». Aunque el cómo, no queda claro. Le parece buena idea la propuesta de los socialistas de incentivar a aquellos hoteles que no ofrezcan el «todo incluido». Lo que sea, para que «se dejen de cerrar establecimientos y la gente pierda sus empleos», reclamaba.

En cuanto a la crítica sobre la calidad del turismo inglés, Dawson argumenta que Benidorm no sería lo que es hoy sin el turista británico. «Continuaría siendo un pueblo de pescadores», concluyó.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Cámpings de Benidorm, Francisco Delgado, es testigo de la situación que afrontan varios bares y restaurantes ingleses que comparten avenida con su negocio, el Cámping Arena Blanca. Este representante entiende que «no se puede obligar a nadie en una situación de libre mercado», pero reivindica que de lo que se trata y «en lo que se debería trabajar es en concienciar, pensando en la situación de Benidorm a largo plazo». «Estamos todos en el mismo barco», subrayó a este diario. «Los hoteles nos enterrarán con el todo incluido, pero después irán ellos», auguró. «Porque Benidorm somos todos, no sólo los hoteles, el tejido extrahotelero es todavía mayor», aseveró.