La figura de Gabriel Miró, uno de los escritores de la prolífera Generación del 14, es rescatada por Polop de la Marina. Desde este mes, en horario en mañana y tarde de lunes a domingo, puede visitarse la nueva casa-museo que lleva su nombre. Se trata de un espacio habilitado en una antigua casa modernista ubicada junto a la conocida «plaza de los Chorros».

La casa, edificada en 1911 y bautizada como «Villa Pepita», fue restaurada en 2012 por el Ayuntamiento polopino y no perteneció ni tuvo vinculación con el emblemático escritor fallecido en 1930. Sin embargo, la cesión por parte de los descendientes de Gabriel Miró de objetos que sí fueron adquiridos por él y otros que muestran su personalidad y obra, propició que el Consistorio apostara por exponerlos en este lugar, dando uso a la edificación honrando al escritor que difundió las bondades del pueblo y su paisaje entre los intelectuales de la época.

La pasión de Miró por Polop se comprueba nada más pasar el umbral de la puerta. En una pared está estampado un fragmento escrito por el escritor Dámaso Alonso. En él se lee: «Muchas veces Gabriel Miró me hablaba de Polop. Recuerdo una mañana muy clara en la casa última... la palabra del escrito era tan caliente, se coloreaba y exaltaba de tal modo, que a través de ella intuí y amé el lejano pueblo alicantino...».

Tras el muro está la primera estancia de la casa que se intuye como antiguo salón o gran recibidor. En ella hay un viejo y modesto piano tocado, entre otros, por el músico Oscar Esplá. Fue él quien vivió en Polop antes de Miró y quien le recomendó residir en él, según recordaba ayer Antonio Orts, amigo de los descendientes del novelista y colaborador en la musealización de la casa.

Hay también una amplia colección de ilustraciones y lienzos de Benjamín Palencia, entre ellos la Casa de Sigüenza, el proyecto que Miró encargó y que no llegó a ver al fallecer antes, bautizada así en homenaje al «Libro de Sigüenza», una de sus obras.

También, entre los retratos, figuran de Francisco Val y una alegoría de Gabriel Miró en Polop de José Pont Segrelles, sobrino del pintor Segrelles.

Al fondo hay un tesoro de habitáculo enmarcado en una fabulosa puerta de madera. Ésta, como las demás, labradas con formas ornamentales, ha sido tratada por obradores de Polop y sus colores oscuros ensalzan el colorido de un fabuloso y variado pavimento hidráulico antiguo. También llaman la atención de la pequeña y modernista casa los frescos de las paredes, restauradas por el escritor y pintor local Romero.

Antes de acceder al piso superior se aprecia un entresuelo en el que se ha dejado un espacio diáfano y abuhardillado para que sea utilizado como aula de estudio por la Universidad de Alicante, colaboradora en el proyecto de musealización de la casa.

En la primera planta musealizada se recupera no sólo la memoria del escritor sino la vida en el Polo de comienzos del siglo XX. Ésta se expone a través de las fotografías tomadas por Juan Guerrero Ruiz, fotógrafo y amigo de grandes escritores de la época como Lorca, Juan Ramón Jiménez o el propio Miró. Junto a las imágenes de una amplia pared, una urna de cristal muestra también un traje del escritor y una imagen en la que lo llevaba puesto en una caminata por polop. A su derecha, otros retratos recuerdan la anécdota ocurrida en un funeral de la época y que quedó retratada en el libro «Años y leguas», su última novela.

Finaliza la muestra en una amplia habitación donde reposan, en alargadas vitrinas, en sus primeras ediciones, la obra completa de un escritor que amó y retrató a Polop de la Marina y a sus gentes en sus relatos.