El tamaño sí importa. No es lo mismo organizar las Fiestas en una peña con 10 integrantes que en una que supera el centenar. Aunque a la hora de comparar diversión y cuota por peñista apenas hay diferencias, éstas son numerosas cuando se prepara el avituallamiento festero.

En Benidorm la peña con más miembros es La Colla. Compuesta por 115 peñistas (58 adultos y 57 niños), la cifra es tan elevada que actualmente tiene el cupo cerrado a la entrada de nuevos miembros. Su presupuesto, con ese tamaño, supera incluso al de la propia Associaciò de Penyes (excluyendo la subvención que recibe del Ayuntamiento). Hasta 24.000 euros gasta La Colla en preparar los festejos. Eso sí, no les falta de nada.

A diferencia de peñas de menor tamaño, ésta cuenta con cocinero, pinches y camareros, con lo que no tienen que preocuparse ni de elaborar las comidas ni de servirlas. Además, todos los servicios se contratan a un mismo proveedor incluyendo en el «paquete» la limpieza del local. El coste de contratar tal cantidad de personas, para estar atendido durante los días de fiestas, asciende a los 3.000 euros, según confirmó ayer Sebastián Antón, el presidente de La Colla.

A este gasto se suma el del local. Hasta 5.000 euros cuesta el que han alquilado este año para diez días de Fiesta. El precio, teniendo en cuenta la dimensión del establecimiento, es bastante asequible si se compara con lo que pagan otras peñas por locales cinco veces inferiores. Sin embargo, aunque proporcionalmente es más rentable para una peña grande alquilar un local que para una pequeña, resulta más complicado dar con un local que tenga cabida para un centenar de personas y que esté en el centro.

En todo caso, aunque el local de para todos, también cambia la forma de organizarse para las comidas, algo que realizan en dos turnos. «En el primero comen los niños y después los adultos, de modo que podamos disfrutar todos al tiempo», explicaba ayer Antonio, peñista de La Colla.

Esta peña además es mixta y compuesta casi en su totalidad por matrimonios con hijos. Por ello, la cuota se fija prácticamente por unidad familiar, saliendo ésta a 800 euros, que incluye a la pareja y a los hijos. Para los escasos solteros o divorciados la cuota se rebaja a la mitad, pero incluye también en ella a sus retoños.

Además, para cubrir gastos de funcionamiento, los miembros que no salen en Fiestas y quieren seguir perteneciendo a la peña han de abonar una cuota de mantenimiento de 100 euros. Esa cuota es la que se aplica también a las madres de reinas y damas. «Aunque salgan con nosotros, en vez de pagar 400 euros pagan 100», explicaban. Es el caso, estas fiestas, de la madre de Rosa Ruso, la damita infantil.

En esta peña quien está pendiente del cobro de las cuotas es un administrador, quien además no recibe en metálico el importe de ninguna, sino que todas han de hacerse mediante transferencia bancaria para evitar problemas, discusiones o malentendidos. Se encarga también de pagar los servicios contratados y de mantener adecuadamente el alta de la peña en Hacienda. Finalizados los festejos, aporta toda la documentación y justificantes de cada gasto e ingreso.

Pocos miembros, mucho gasto

Nada que ver con la forma de administrarse una peña pequeña. Las que cuentan con una docena de miembros se organizan, más que como una entidad, como un grupo de amigos.

Es el caso de A ningú que li passe. Sólo alcanzan a 12 los días que caen en fin de semana, quedando mermados a la decena el resto de los días de fiestas por una cuestión económica. Y es que, mientras en La Colla la cuota por peñista es de 400 euros (dando derecho a la participación de los hijos), en este caso asciende a 350 euros y no hay niños de por medio. De hecho, no hay ni mujeres, pues es una peña integrada exclusivamente por jóvenes (ninguno ha cumplido los 40).

Coinciden también con la peña grande en contratar servicio para la comida y la limpieza, aunque en menor proporción. Una cocinera para preparar las viandas (cuyo coste asciende a 1.400 euros por cuatro días) y una limpiadora, cuyo coste asciende a unos 100 euros para todas las fiestas, que les evita las peleas de a quien le toca madrugar para adecentar el local.

Éste, por cierto, es minúsculo comparado con el de la colla. No llega a ser la quinta parte de grande y su coste es realmente elevado: 2.000 euros por una semana. Aún así, según explicaba Manolo Crespillo, miembro de la peña, «es mucho más barato que el del año pasado que subió a 3.200 euros». El total del presupuesto para las fiestas alcanza los 5.500 euros, bebida incluida.

En su caso la adquieren a proveedores conocidos. Otras peñas iguales en tamaño, como su vecina Estem Fotuts, directamente la adquieren en el supermercado en el que la Associaciò de Penyes les da los puntos para reducir su presupuesto.

Estem Fotuts es otro ejemplo del funcionamiento de una peña reducida cuya cuota han logrado rebajar hasta los 250 euros. El recorte lo logran ahorrándose la cocinera. Según explicó Marina, la presidenta de la peña, ellos mismos elaboran las comidas y las cenas, con la inestimable ayuda de sus madres, que siempre aportan alguna coca, empanada o tortilla de patatas. Además, en el regateo lograron el local por algo menos que el de sus vecinos. Eso sí, en lo que no hubo discusión es en el ahorro de la limpieza. También han encargado esta una mujer, cuyo presupuesto es de 100 euros por diez días.

Como es de suponer, en ninguna de las dos peñas hay administrador, las cuotas se pueden abonar al contado y no tienen cuota de mantenimiento.