Poner coto a una práctica hasta hace poco extraordinaria y que este verano se ha convertido en norma. Los hoteles de Benidorm restringirán el acceso de sillas de ruedas a motor dentro de sus instalaciones y limitarán su uso a turistas que de verdad padezcan algún problema de movilidad. Lo harán tras comprobar cómo en los últimos meses se ha masificado el uso de este tipo de vehículos -hasta ahora reservado a personas con discapacidad- entre todo tipo de clientes, lo que ha llegado a generar algunos problemas dentro de los propios hoteles y a llevar a muchos hoteleros a tener que decir «basta».

El alquiler de sillas de ruedas a motor se ha convertido en el último grito en diversión por parte de muchos turistas de mediana edad, familias y grupos de amigos, principalmente de origen británico, para desplazarse cómodamente de un lado a otro de la ciudad de día y de noche. Tras todo un día de ruta, los turistas que no padecen problemas de movilidad aparcan estos vehículos en las recepciones de los hoteles, lo que hace que algunas de ellas se conviertan en auténticos parkings de «scooters» que, además, han de suministrar de energía a los usuarios para que puedan recargar las baterías. Así lo confirmaron fuentes de la patronal turística Hosbec, que señalaron que, no obstante, éste no es el principal problema.

Sin seguro de responsabilidad

Porque el acceso de estos vehículos también ha provocado ya en el interior de los hoteles varios incidentes, como la rotura de una cristalera de gran tamaño semanas atrás, el roce de puertas y otros desperfectos, según manifestaron las mismas fuentes. Por suerte, ninguno de estos pequeños accidentes ha llegado a generar daños personales hasta la fecha, pero sí materiales. Y en algunos casos, cuantiosos. Y aquí es donde viene otro nuevo problema: son los propios hoteles quienes han de asumir el coste de los daños, puesto que estas sillas motorizadas carecen de un seguro de responsabilidad civil que pudiera cubrir el coste de los perjuicios generados, tanto en mobiliario o material del establecimiento, como en el caso de que algún trabajador o cliente del hotel pudiera haber resultado herido, como confirmaron desde Hosbec.

Así que, ante esta tesitura, la patronal indicó que la idea de restringir el uso de estos vehículos dentro del hotel a personas con problemas de movilidad es vista por sus asociados como la única opción para poner freno a la proliferación de los mismos. Y, además, pedirá al Ayuntamiento que en la nueva normativa que están redactando incluya la obligatoriedad de que todas las sillas de alquiler dispongan de un seguro de responsabilidad civil para cubrir los daños que puedan ocasionar sus usuarios.

Algunas empresas de sillas de alquiler sí tienen seguro

Algunas empresas que se dedican al alquiler de sillas de ruedas motorizadas en Benidorm sí cuentan con seguro de responsabilidad civil, un requisito que, pese a no ser obligatorio, tienen contratado por su cuenta para hacer frente a cualquier daño que los usuarios de estos vehículos puedan realizar. Así lo indicó ayer el gerente de la firma Beni-Scooter, que aseguró que en su caso y en el de otras mercantiles «serias», sí disponen de este documento.

También desde el Consistorio

Paralelamente a los trámites que están llevando a cabo desde la asociación turística para limitar el uso de sillas motorizadas dentro de los hoteles, el Ayuntamiento de Benidorm anunció hace un par de semanas la elaboración de un registro para controlar las cerca de 500 sillas que diariamente se comercializan en régimen de alquiler en la ciudad y la redacción de una normativa para regular la circulación de estos carros a motor en la vía pública.

Hasta ahora, el Reglamento General de Circulación tiene catalogadas estas sillas propulsadas con la misma consideración que un peatón, lo que obliga a sus usuarios circular por las aceras y a la misma velocidad que un humano. De ahí que no sea obligatorio el seguro de responsabilidad civil. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los turistas más jóvenes que emplean estas sillas lo hacen a gran velocidad -pueden llegar a alcanzar entre 10 y 12 kilómetros /hora-, llegando a realizar carreras en mitad de la calle, lo que pone en peligro a otros peatones.

Para carreras, despedidas de solteros o ir de juerga

Aunque su principal finalidad era la de dar servicio a personas con discapacidad, mayores o turistas con algún problema de movilidad y facilitar que todos ellos pudieran disfrutar de sus vacaciones sin mayores impedimentos, el uso de este tipo de sillas de ruedas a motor se ha extendido hasta el punto de convertirse en un quebradero de cabeza para autoridades locales, vecinos y empresarios turísticos.

Basta con apuntar unos pocos datos. A falta de cerrar un registro exacto, fuentes municipales calculan que en la ciudad se comercializan diariamente unas 500 sillas motorizadas, que según se publicita en distintas webs, cualquiera puede alquilar a precios que oscilan desde los 10 euros por día a los 50 euros por poder disfrutar de este vehículo durante una semana.

Así que, debido a su asequible coste y la comodidad que supone poder ir a cualquier lado sin tener que andar, el arrendamiento de estos carros se ha expandido entre turistas de todo tipo de edad, principalmente de Reino Unido. Entre sus usos más extendidos, se han detectado casos de turistas que las emplean para hacer carreras a gran velocidad en la vía pública, para festejar despedidas de solteros o para ir de juerga, lo que incrementa su peligrosidad al conducirlas bajo los efectos del alcohol y sin posibilidad de ser sancionados.