Los peligros que acechan al mítico Mare Nostrum no acaban de engordar. Y en la mayoría de los casos, tras la frágil salud del Mediterráneo se esconde la mano del hombre y la depredadora explotación de los recursos naturales.

Un equipo de investigadores del proyecto europeo MedseA, en el que participan científicos de la universidad Autónoma de Barcelona, alertaron ayer de la creciente acidificación del mar Mediterráneo debido al impacto de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Es un fenómeno menos conocido que el calentamiento global que también reduce la biodiversidad.

Las observaciones de este grupo de científicos han permitido detectar grandes concentraciones de medusas en alta mar, donde también está presentes pequeños residuos plásticos de forma generalizada. "La densidad de las concentraciones de las medusas es mayor de lo esperado", ha explicado la bióloga Melissa Acevedo. Sin embargo, la presencia de medusas en alta mar no implica necesariamente que vayan a desplazarse hacia la costa, ya que depende de otros factores, como el viento y las corrientes marinas.

El objetivo de los investigadores es determinar si la proliferación de medusas, especialmente en el oeste del mar, es antropogénica u obedece a la sobrepesca y al calentamiento global.