Cuando parecía que al fin, tras una década de obras, reparaciones y sobrecostes millonarios la piscina cubierta de la Vila Joiosa empezaba a dar un servicio continuado a sus vecinos, la mercantil que se hizo cargo de su explotación el pasado agosto amenaza con cerrarla ante las pérdidas que le están generando las deficiencias de la instalación, sobre todo aquellas relacionadas con la climatización del recinto que están disparando el consumo del gasoil. La advertencia llega después de haber instado en "múltiples ocasiones" al Ayuntamiento -según la mercantil- a que procediera a subsanar los defectos encontrados en el complejo. Unos desperfectos que según alegan no podían ser detectados hasta la puesta en marcha de la piscina.

El escrito en el que la mercantil, grupo Pazos, informa de su decisión al gobierno local (presentado por registro no hace ni 15 días), pone de manifesto, una vez más, que las obras millonarias de la piscina no se hicieron bien (cabe recordar que ya en mayo de 2010, cuando todo parecía en orden, el Consell denegó la autorización de apertura al existir deficiencias técnicas en el proyecto).

Así, la instalación municipal que ha costado más de 4,8 millones de euros, pese a que se licitó en 2001 por 1,8 (publicitándose entonces en 308 millones de las antiguas pesetas), hace aguas por todas partes, según la empresa. Hay deficiencias en filtros y bombas de la piscina, en la batería del grupo eléctrico, hay fugas en las rejillas de los vestuarios, defectos en la caldera... Pero lo que está provocando más pérdidas a la mercantil son los aparentes vicios ocultos en su sistema de climatización, lo que la ha llevado a requerir al Ayuntamiento una intervención inmediata en fachada y cubierta, pasillo a los vestuarios y aislamiento del sistema de calefacción.

El Ayuntamiento de La Vila, sin embargo, no parece estar por la labor de arreglar nada ahora.

Según informaron fuentes municipales, el gobierno local rechazará proceder a las reparaciones alegando que éstas no son obligación del Ayuntamiento sino del concesionario, que ha de reparar lo que sea necesario para el buen funcionamiento de la instalación, tal y como estipulaba el pliego con las prescripciones técnicas de la adjudicación. Además, según las mismas fuentes, la réplica vendrá adjunta al recordatorio a la empresa de que si decide unilateralmente cerrar la piscina podría quedarse sin su explotación.

De ocurrir tal circunstancia sería la segunda empresa que se quedaría fuera de la explotación de estas dependencias. La primera fue Aqualia, a quien se adjudicó la misma en 2008, pero que sin embargo nunca llegó a iniciar la gestión, ya que tras el cambio de gobierno el nuevo equipo decidió rescatarla, pagando para ello 25.000 euros, alegando que era mejor realizar una gestión propia.

El pasado año, sin embargo, el actual gobierno local cambió de opinión alegando que su explotación directa era inviable y pro ello la cedieron por 14 años a la actual mercantil, a cambio de cobrar por ello del Ayuntamiento unos 47.000 euros anuales. El Consistorio, además, se haría cargo del coste de la luz y el agua, y la empresa, del gasoil, coste precisamente que se ha disparado.

2001-2013

La luz verde al proyecto de la piscina se produjo en 2001, anunciando su apertura para 2003, año en el que sin embargo se contrató la obra a Elsamex (la empresa que hizo también el campo de fútbol del Pla, cuyo sobrecoste también fue significativo). En 2004 el presupuesto de la piscina se incrementa en medio millón para arreglar las primeras deficiencias. En 2007, cerrada, nuevas reformas disparan su coste 2,5 millones más, que aun ejecutadas, no se aprueban hasta 2009.