El comienzo del refrán "marzo lluvioso, abril ventoso..." no hace ninguna gracia -sobre todo si se cumple- a los artistas que cada año levantan fortalezas, dragones y princesas en las playas de Benidorm.La lluvia y el viento derriban sus creaciones, esculpidas con la frágil arena, obligándoles a comenzar cada jornada construyendo lo construido el día anterior. Y eso es precisamente lo que les viene ocurriendo desde que el pasado día 15 de febrero se diera oficialmente por iniciada esta temporada "de arena".

Como el argumento del largometraje de "El día de la marmota", los artistas se topan cada día con una nefasta climatología que echa por tierra, literalmente, su trabajo. No resulta extraño así que ayer apenas quedara en toda la playa de Levante un solo artista de los cinco que cuentan con la preceptiva licencia para explotar este arte efímero a pocos metros del mar.

Juan Carlos Arnesto, quien junto a José Luis Pazo cuenta con uno de estos permisos, era el único que a media mañana había logrado levantar lo que destruyó la tormenta de la noche anterior. Aún así, no parecía del todo desanimado, quizá acostumbrado tras llevar, según dijo, 18 años viviendo de sus castillos de arena, casi todo ese tiempo en Benidorm. "Como en todo la crisis en esto también se nota, pero aún da para vivir", declaró. Sobre quienes dan más, sin dudarlo reconoce que "los extranjeros, porque son los turistas que no fallan en todo el año".

Éstos les arrojan monedas a cajones metálicos junto a los cuales se puede leer, en un letrero, el nombre del escultor, de la escultura y de Benidorm con la tipografía de su marca.

El dinero no sólo da para vivir a los escultores, también ganan algo quienes colaboran con ellos como "vigilantes" para que no destrocen las obras. "Por la noche hay mucho jaleo y hay que estar aquí para que no pase nada", explicaba ayer uno de estos colabores, preparado ya para pasar una noche durmiendo a la sombra de la frágil atalaya. Aunque ése era sólo el plan de la mañana, por la tarde, el agua volvía a Benidorm.

La temporada dura 11 meses. Se abre el 15 de febrero y acaba el 15 de enero. Por ese tiempo, abonan al Ayuntamiento de Benidorm 2.000 euros al año de canon. Llueve, nieve o haya una ventisca.