"No hay ningún destino que trabaje con mercados internacionales que no ofrezca todo incluido, yo no conozco ninguno, y perderíamos a los clientes si lo hiciéramos". Así de tajantes se muestran los hoteleros en la tensa polémica surgida en torno a la comercialización del todo incluido en Benidorm, una modalidad de venta que crece de forma imparable y que mientras es defendida por unos, para otros es "dañina" para la ciudad.

Las primeras son palabras del vicepresidente de la patronal hotelera Hosbec, Javier García, pero reflejan la opinión de la práctica totalidad de la planta hotelera, que no sólo siente que hace bien sus deberes, año tras año renovando, reinvirtiendo y resistiendo a la crisis, sino que además considera una "obligación" estar donde el turista le pide que esté.

"El todo incluido está aumentando en todos los destinos y en todos los segmentos de demanda, es una tendencia absolutamente generalizada", según destacaron desde Hosbec. "La gente quiere asegurar su presupuesto en vacaciones, es una tendencia clara, esta comercialización ha crecido mucho y sigue creciendo, si Benidorm no la ofertara, la gente se iría a otro destino", aseveró García.

Propietarios de comercios, bares y restaurantes han atacado duramente esta modalidad de venta hotelera que, aseguran, les provoca importantes pérdidas o incluso les obliga a cerrar sus negocios. "Los hoteles de Benidorm no son resorts del Caribe, Benidorm como ciudad es lo que vende y cualquier otra cosa puede acabar siendo perjudicial para todos", opinó el presidente de Abreca, la asociación de bares y restaurantes, uno de los sectores más perjudicados por el todo incluido. Su opinión es totalmente contraria a la del hotelero. El restaurador considera que "en Benidorm, si no sacas al cliente del hotel, no va a querer volver" pues, insistió, "no son resorts".

Bajo la misma idea, el presidente de Ociobal, Rafael Navarro, destacó, precisamente, que "el todo incluido nació en los resorts de sitios donde a la gente no le queda otra que quedarse allí porque no hay otra cosa para hacer". El portavoz de los pubs y discotecas señaló también que "Benidorm es una ciudad muy completa" que no necesita todo incluido y en cuanto a que es una demanda en aumento, opinó que "si no se ofertara, no existiría". Navarro afirmó entender a los hoteleros, que "están en manos de los tour operadores", no obstante, quiso hacer hincapié en que el todo incluido "para la ciudad es catastrófico, no sólo para nuestro sector sino para todo Benidorm".

Por su parte, el presidente de Aico, Rafael Gasent, se sumó a las críticas. "El todo incluido es una locura, es contraproducente para los comercios y los restaurantes de la ciudad y denota que el tipo de turismo que se atrae viene con el presupuesto muy ajustado y fuera del hotel no se gasta nada". Gasent añadió que esta modalidad "crea guetos turísticos, absorbiendo al visitante que tiene hasta las copas gratis".

Los hoteleros, sin embargo, defienden el todo incluido como dinamizador de la ciudad. "Hay incluso estudios que demuestran que el turista con todo incluido gasta más en los comercios locales porque tiene el presupuesto cerrado y todo lo que lleva en el bolsillo puede gastarlo", indicó Javier García. El hotelero reconoció que consumen menos en restauración, pero aseguró que "también consumen en los bares porque la prueba la tienes en la zona de los hoteles nuevos del Rincón de Loix, todos venden todo incluido y alrededor de ellos se han abierto muchos bares que antes no existían y que están funcionando".

Pero además, afirman, contra sus detractores, que el total de plazas apenas representa un 5% en el cómputo general de camas turísticas de Benidorm si sumamos también, apartamentos, campings o segundas residencias. Se calcula que Benidorm cuenta con unas 200.000 plazas en total y el todo incluido suma 10.000.

En cualquier caso, los hoteleros, por su parte, lo tienen claro: "No se puede navegar en contra de las tendencias del mercado".