Se acabó el dinero. Como decía ayer el presidente de la patronal hotelera de Benidorm y la Costa Blanca, Antonio Mayor, "hemos llegado cuando se han comido el jamón y solo nos queda el hueso". Éste tiene un volumen de unos 11.000 metros cuadrados y está plantado desde hace 5 años en la avenida de Europa de la ciudad.

Para 2013, según fijó en enero el Consell, la mole sería un flamante palacio de Cultura. El lunes, el vicepresidente de la Generalitat, José Císcar, admitió que "la obra está totalmente parada por problemas económicos". La nueva fecha para su finalización: antes de terminar la legislatura. Pero vista la infinidad de promesas incumplidas no es descabellado pensar que la ciudad cumplirá 20 años esperando ver en funcionamiento un proyecto que fue por primera vez a pleno en diciembre de 1996.

El centro cultural de Benidorm se ha convertido para su ciudadanía en una víctima de los sueños faraónicos del Consell. Para éste, en su pesadilla. A diferencia del Palacio de las Artes o del aeropuerto de Castellón, esta infraestructura era una demanda histórica de la ciudad. Sus asociaciones, sus empresarios y sus políticos la reclamaban antes del "Boom", y lo seguirán haciendo pese a la crisis.

Todo empezó en 1995. Eduardo Zaplana presidía la Generalitat ayudado por afines alicantinos a los que dio un tercio de los altos cargos existentes en el Consell, dejando al margen del poder autonómico al sector del PP que se agrupaba en torno a la alcaldesa de Valencia Rita Barberá.

Benidorm llevaba tiempo reclamando una casa de cultura y un palacio de congresos. Para el primer caso se planteaba aprovechar el colegio Leonor Canalejas, rehabilitándolo, y desplazando su aulario a un nuevo edificio. Tal posibilidad contaba con el apoyo del president. Sobre el palacio de congresos, una empresa franco-española propuso construirlo integrado a un hotel de cinco estrellas y 300 habitaciones que cedería al municipio a los 90 años.

Pero el entonces alcalde, Vicente Pérez Devesa, apostó por solventar ambas demandas a través de una via única, y en febrero de 1996 pidió formalmente a quien le dio la alcaldía, Zaplana, que la Generalitat financiara la construcción de un edificio en la avenida de Europa que albergara ambas dependencias.

El sueño echó a andar. Aquel diciembre lo avalaron todos los grupos políticos locales aprobando por unanimidad en el pleno las bases del concurso que permitiría su construcción. El presupuesto base: 1.600 millones de pesetas (9,6 millones de euros). En las instalaciones: un teatro-auditorio para 1.200 plazas, escenario de 400 metros, museo, aparcamiento para 400 vehículos... El proyecto debía estar en el Consell para junio del 97.

Esa fecha salió a concurso el estudio geotécnico del solar por "tramitación urgente" por 3 millones de pesetas. El proyecto elegido de entre 93 fue el presentado por Juan Navarro Baldeweb, cuyo presupuesto era algo superior al fijado, ascendiendo a 12 millones de euros. Dos años después, la Generalitat incluyó una partida en sus presupuestos para el mismo.

En 2003 se cifraba su coste en 48 millones de euros. Como no había partida económica semejante disponible, el edil de Urbanismo Manuel Agüera afirmó que se había descartado hacerlo y que se optaría por algo más modesto, "estilo palau de Altea". Dijo incluso que se podría reconvertir el auditorio Oscar Esplá del parque de Aigüera en un teatro cerrado. El recinto de congresos lo haría Enrique Ortiz en la partida de Armanello.

En 2005 el proyecto se demora, según explican, por no haber podido ceder la parcela a la Generalitat por faltar documentos (el soporte informático con la relación de bienes inmuebles municipales desapareció). En 2006 se anuncia que la Sociedad de Proyectos Temáticos explotará el centro durante 15 años, que luego serían 30, pudiendo cederlo a un tercero. Según dijo el alcalde Manuel Pérez Fenoll, era para compensar la inclusión de un parking inexistente en el proyecto inicial...

En 2007 se adjudica por 37,5 millones a la UTE Dragados-Alcisa. El plazo de ejecución es de 21 meses. El president era Francisco Camps, el gran amigo de Rita Barberá, y tuvo el honor de poner la primera piedra meses antes de que las obras se paralizaran por "desavenencias" entre la adjudicataria y la Generalitat. Impagos.

Alberto Fabra es el tercer jefe del Consell que tiene el proyecto sobre la mesa. El tiempo dirá si corta la cinta de su apertura.