En la España católica de los 50, el despegue turístico de ciudades como Benidorm no sólo atrajo veraneantes sino nuevas costumbres de otros países. Las mujeres del norte de Europa lucían bikinis para escándalo de muchos. Una multa a una turista inglesa por vestir la prenda precipitó que Benidorm se convirtiera en la primera ciudad española en legalizar el bikini.

­Sol y playa atrajeron el turismo europeo hasta Benidorm hace sesenta años y trajeron consigo las costumbres y libertades de otros países. Las mujeres y jóvenes del norte de Europa querían lucir ombligo y mostraban sus cuerpos en las playas con la última prenda de moda: el bikini. Creado por el diseñador francés Louis Reard en 1946, el bikini llegó a Benidorm casi de forma instantánea de la mano de los veraneantes extranjeros en los 50.

En 1952, sabedor de la importancia turística que tendría permitir a los visitantes usar esta prenda en las playas de Benidorm, el entonces alcalde, ya desaparecido, Pedro Zaragoza, firmó un decreto en el que autorizó el uso del bikini, convirtiéndose en la primera ciudad española en hacerlo.

Aunque otras localidades españolas como Marbella, por entonces también en su despertar turístico, y Santander, cuya universidad de verano atraía a decenas de jóvenes europeos, compiten con Benidorm por atribuirse la introducción del bikini en España, el decreto de Zaragoza y las anécdotas y escándalos en torno a la autorización del bikini en la capital de la Costa Blanca son las que han dado la vuelta al mundo.

Una multa de 40.000 pesetas

Todo empezó por un incidente que acabó convirtiéndose en el germen de las discusiones más acaloradas de los vecinos de la época. Una turista británica fue multada en aquel entonces por la Guardia Civil con la nada despreciable cantidad de 40.000 pesetas por estar sentada en un bar frente a la playa vistiendo sólo un bikini.

La polémica (que Franco, según cuentan, denominó «la guerra del bikini»), desembocó en que Zaragoza no sólo legalizó el uso de esta prenda de baño sino que estableció sanciones contra aquellos que insultasen o importunasen a las mujeres que lucían bikinis tanto en la playa como por las calles de Benidorm. La ciudad se convirtió en un paraíso de libertad en la España católica de entonces, pero pronto llegaron los problemas. En 1953, según recordaba el propio Zaragoza, algunos vecinos del pueblo denunciaron el escándalo ante el arzobispo de Valencia, Marcelino Olaechea, quien inició el proceso para excomulgar al alcalde benidormense.

Zaragoza buscó apoyos en otras instancias, habló con el obispo, con el gobernador civil de Alicante, con el ministro de Gobernación, pero nadie se atrevía a respaldarlo públicamente. Finalmente, según contaba él mismo, cogió su vespa y de madrugada partió para Madrid para hablar con el general Franco en persona. Tras más de ocho horas de viaje y una audiencia en el Palacio del Pardo, Zaragoza volvió a Benidorm con el consentimiento del mandatario. «Si quieres que la gente venga a tu pueblo para pasar sus vacaciones, tú debes estar preparado para acomodarlos, no sólo a ellos, sino también a sus culturas». Con esta filosofía, en palabras del exalcalde y compartida por muchos vecinos de la época, Benidorm se convirtió hace 6 décadas en la primera pasarela de bikinis «legal» del país.

PARA EL RECUERDO

REVUELO SOCIAL

A punto de la excomunión

En 1953, algunos vecinos de Benidorm, ante el revuelo generado por permitir el bikini, denunciaron al exalcalde ante el arzobispo de Valencia, Marcelino Olaechea, quien inició el proceso para excomulgarlo.

EL VIAJE EN VESPA

En moto a Madrid para ver a Franco

Tras buscar sin éxito la autorización de algún superior, según contaba Zaragoza, cogió su Vespa de madrugada y emprendió un viaje de ocho horas hasta Madrid para pedir el favor de Franco, quien finalmente le dio su consentimiento.

EL BIKINI Y EL CINE

Rodajes luciendo ombligo

El bikini se convirtió además en un icono de las decenas de películas que se rodaron en Benidorm en los años 60. En la imagen, unas chicas posan en traje de baño junto al actor español Paco Martínez Soria durante un rodaje.

NO TODAS SE ATREVÍAN

A la playa con bañador largo

Algunas vecinas de Benidorm todavía no se atrevían en los 50 a utilizar los bikinis que las mujeres europeas mostraban en las playas de la ciudad. En la imagen, tomada en julio de 1953, se ven algunos de sus trajes de baño.