"Les pedimos que recapaciten. Esperamos más de ustedes; entre otras cosas, que tengan la capacidad de replantearse un sistema que ya era disfuncional antes de que llegara la crisis". Con estas palabras y armados de mucha sensatez y de no menos indignación, los padres y madres de alumnos de Altea se han unido para exigir a las administraciones públicas reformas "estructurales y profundas" en el sistema educativo.

Las AMPA del municipio han iniciado acciones conjuntas para reclamar medidas contra el fracaso escolar y exigen que se cree un "Pacto a favor de la Enseñanza Pública", que implique a todos los partidos y en el "que se escuche a los padres".

La primera de esas acciones es remitir más de 600 cartas individuales de los padres a la Conselleria y una carta conjunta, firmada por todas las AMPA, en la que exigen reajustar los gastos, priorizar la obra pública frente a las aulas prefabricadas, sustituir el bono libro por el reciclaje de libros de texto e incluso replantear los currículums escolares, lo que sea necesario para atajar la principal preocupación del colectivo, que son los altos índices de fracaso escolar.

No es para menos porque si la media en la Comunidad Valenciana arroja un índice de fracaso escolar del 38%, en Altea ha habido algunos grupos de Secundaria en los que la cifra ha superado el 70%, según informó la edil de Educación, Aurelia Álvarez. El dato medio es que un 51,16% de los alumnos han suspendido tres o más materias en la primera evaluación. Y aunque "estos resultados son provisionales" pues se está "a mitad de curso y los alumnos que llegan a primero de ESO suelen sufrir en sus notas el período de adaptación", matizó Álvarez, lo cierto es que es preocupante que más de la mitad del alumnado de Secundaria de Altea a día de hoy no pasaría de curso.

Desde las AMPA exigen "que se realice un estudio exhaustivo sobre las causas de esos índices de fracaso escolar tan altos", según reclamaban ayer sus portavoces y exigen que el auténtico beneficiario de la educación sea el alumno. En este sentido, lamentaron que "es cierto que se invierte mucho en Educación, pero con demasiada frecuencia observamos que esa pretendida inversión en educación en realidad se ha convertido en una sangría constante de fondos públicos hacia bolsillos privados". Como ejemplo, hablan del alquiler de aulas prefabricadas o de los libros de texto y se preguntan "a quién benefician en realidad estos gastos".

Las AMPA exigen que "priorice el bono libro a las familias con rentas bajas" y rechazan los criterios académicos planteados por la Conselleria; reclaman "anteponer la obra pública, tanto de mejora como de construcción nueva, frente al alquiler de aulas prefabricadas" y consideran que con esos costes "ya se habrían hecho muchos colegios"; asimimo piden replantearse los currículums, incluyendo "más a las familias en la vida del centro", al tiempo que piden más voz para los padres en todas las decisiones educativas; más personal, sustituciones más rápidas de los profesores o volver a plantearse la edad a la que los alumnos pasan al instituto, son otras de sus preocupaciones.

Plantean hacer un boicot a los libros de texto

Una de las reivindicaciones de los padres es buscar fórmulas para abaratar el gasto en libros de texto, no sólo para las familias, que han de hacer frente a una media de entre 250 y 300 euros por alumno, según aseguran, sino para la propia administración, que podría ahorrarse los costes de material en las becas y los bono libros y dedicar esas partidas a otras cuestiones.

Las AMPA proponen reciclar los libros con medidas que van desde compartir los manuales, a que sean propiedad de los centros escolares, pasando por impulsar "proyectos educativos en los que el libro ceda más espacio a la experimentación y al aprendizaje significativo"; pero, sobre todo, exigen que se impida a las editoriales realizar actualizaciones y ediciones nuevas si no está justificado un cambio real de los contenidos. Para que estas propuestas, que consideran factibles y sencillas, incluso han llegado a plantearse la posibilidad de hacer un boicot a la compra de libros de texto.