El edificio Lepanto de Benidorm, considerado por la Policía como uno de los puntos negros de delincuencia de la ciudad, ha dejado de ser por ahora un problema para vecinos, empresarios y turistas del barrio del Rincón de Loix. Cuarenta agentes policiales desalojaron ayer a 45 personas que habían ocupado ilegalmente las 28 viviendas de este inmueble, situado entre las calles Lepanto y Filipinas, en pleno corazón de la conocida como "zona guiri". Entre sus ocupantes, de nacionalidad rumana y española, había siete menores. Los adultos acumulaban "cientos" de denuncias por múltiples delitos, entre ellos hurto, robo con violencia o tráfico de drogas, y tenían a los turistas británicos o a personas de avanzada edad como principales víctimas de su actividad delictiva, según indicaron ayer fuentes policiales.

La operación se inició a las ocho de la mañana, después de que la juez titular del Juzgado número 3 de Benidorm, Mari Luz Jiménez Zafrilla, autorizara el lunes la entrada al edificio tras atender a los numerosos informes sobre las condiciones de insalubridad e inseguridad que registraba la finca. El desalojo se llevó a cabo de forma pacífica y los moradores de las viviendas apenas opusieron resistencia para abandonar las casas. La intervención se prolongó durante algo más de dos horas y junto a los agentes de la Policía -20 de la Nacional y otros 20 de la Local- también participó Cruz Roja, FCC y Servicios Sociales.

Numerosos intentos fallidos

La historia más negra del edificio Lepanto empezó a escribirse hace ahora tres años, cuando se detectó por primera vez que, tras quedar abandonado, había sido ocupado de manera ilegal. Desde entonces, como indicó ayer el comisario local de la Policía Nacional, Alfonso Cid, la finca se convirtió en un punto habitual de delincuencia. De hecho, las 28 viviendas del edificio, distribuidas en una sola planta, eran utilizadas para ejercer la prostitución, ocultarse tras realizar hurtos o robos en la vía pública o en locales de la zona, traficar con drogas e, incluso, para realquilar los pisos cobrando a terceros pese a carecer de enganches de luz y agua, como confirmaron algunos vecinos.

Durante este tiempo, la Policía ha llevado a cabo multitud de redadas y detenciones, casi de manera semanal, según destacó el mando policial y denunció hace meses el Sindicato Unificado de Policía (SUP). No obstante, el comisario lamentó que la mayoría de arrestos practicados se saldaban con "juicios rápidos y multas" y llegó a poner un ejemplo esclarecedor: "Alguno de ellos acumula más de cien detenciones y nunca han ingresado en prisión". También a lo largo de estos años, el Consistorio había recibido quejas de hoteles, touroperadores, agentes de viajes y otros empresarios de la zona, debido a los problemas que generaban entre los turistas los ocupas del Lepanto, como reconoció el edil Ferrer.

Por ello, tanto el responsable de la Policía Nacional como el intendente jefe de la Local, Juan Fuertes, y los ediles de Seguridad y Urbanismo, Conrado Hernández y Juan Ángel Ferrer, destacaron ayer su "satisfacción" por el desalojo del inmueble. También destacaron la "gran colaboración y comprensión" de la juez, tras recordar las dificultades legales para actuar en viviendas ocupadas hasta disponer de autorización judicial. De hecho, señalaron que en múltiples ocasiones previas se había solicitado permiso para echar a sus moradores, pero hasta la fecha todos los intentos se habían saldado sin éxito.

Británicos y ancianos, su principal objetivo

Si bien los delincuentes que hasta ayer ocupaban el edificio Lepanto estaban en su mayoría fichados por múltiples delitos, los turistas británicos y las personas de avanzada edad eran su principal objetivo. A los primeros, les abordaban en la calle ofreciéndoles sexo para después aprovechar cualquier descuido y robarles. En el segundo caso, el comisario Cid relató ayer que las mujeres se ofrecían a ayudar a personas de avanzada edad para llevarles la compra a casa y, una vez ganada su confianza, les robaban joyas u otros objetos de valor que después vendían en tiendas de oro. A una mujer mayor llegaron a maniatarla.

Vecinos y empresarios se muestran "aliviados"

El desalojo del Lepanto fue recibido ayer con satisfacción por vecinos y empresarios de los alrededores del inmueble, muchos de los cuales se mostraron "aliviados" tras conocer que la Policía estaba evacuando la finca. "Por fin" fue una de las frases más repetidas por taxistas y comerciantes, tanto de las inmediaciones del edificio como de la bandeja de locales comerciales instalada justo debajo de las 28 viviendas ocupadas. Todos ellos llevan tiempo quejándose de la falta de seguridad que debían sufrir a diario, y que en las últimas semanas se había minimizado debido a la presencia de patrullas policiales estáticas.