Las persecuciones automovilísticas de la Policía a supuestos delincuentes, con derrapes y encañonamientos de armas, no ocurren solo en las películas. En Altea, también. El pasado domingo por la noche, un ciudadano alemán de 70 años, residente en El Albir, fue detenido en la calle Conde de Altea después de que emprendiera la huida en Calp a bordo de su Ferrari tras provocar un accidente en este municipio.

En Altea se montó un dispositivo de vigilancia, y al filo de las 21 horas las cámaras de control de tráfico detectaban la llegada de este vehículo de lujo a toda velocidad. En puntos estratégicos del municipio, la Policía Local dispuso varias unidades "para evitar que el Ferrari irrumpiera en la población poniendo en peligro la integridad de terceras personas", según reza un comunicado de prensa del cuerpo policial.

Testigos de la persecución señalaron ayer a este periódico que el deportivo fue interceptado por la Policía en el cruce Quatre Cantons, frente a la iglesia de San Francisco, y acto seguido "el Ferrari aceleró su marcha hacia Alicante, pero un todoterreno se le cruzó en el camino y el conductor emprendió la huida marcha atrás con la intención de dar un volantazo y girar de vuelta hacia Calp". Tras el deportivo iba una patrulla de la Policía Local de Altea mientras el Ferrari, "con su potente motor rugiendo a muchas revoluciones, continuaba huyendo". En su recorrido chocó con varios vehículos estacionados.

La carretera nacional a su paso por el casco urbano de Altea tiene pocos espacios para maniobrar, y eso no lo sabía el conductor alemán que continuaba su escapada mientras el coche patrulla le perseguía. La suerte fue que no hubiera coches circulando por su carril. "Fue como una persecución de película", relataba ayer otro testigo del incidente, "y al final, el coche de la Policía alcanzó al Ferrari y le embistió lanzándolo contra la acera".

Los dos agentes salieron del coche policial empuñando su arma reglamentaria para detener al conductor, "pero intentó esquivarlos y casi atropella a un policía", relató uno de los testigos. Finalmente, un agente pinchó una rueda del deportivo con una navaja, mientras que otro policía rompía la ventanilla del conductor y extraía la llave de contacto. El rugido del potente motor por fin se se acalló, el conductor fue detenido y esposado, y los vecinos testigos de la persecución aplaudieron a los agentes que habían conseguido acabar con esta peligrosa persecución.

Alcoholemia positiva

Una vez en las dependencias policiales, el sospechoso fue sometido a las pruebas de detección alcohólica, "arrojando un resultado positivo que multiplicaba por 3 la tasa permitida", según informaron fuentes policiales.

Los agentes le detuvieron imputándole delitos de desobediencia, resistencia a la autoridad y contra la seguridad vial, tanto por el comportamiento peligroso en la conducción, como por la tasa de alcohol detectada, y ayer pasó a disposición judicial.