Sorpresa y debate. Eso era lo que buscaba y, a buen seguro, lo que ayer consiguió. El empresario y constructor Antonio Manuel Puchades lanzó ayer una batería de propuestas para hacer a Benidorm "reaccionar frente al inmovilismo y la pasividad" por la que, a su juicio, se ha caracterizado en los últimos años. Haciendo gala de la fama de pioneros que sembraron en la ciudad sus antepasados -su padre, Alfonso Puchades, fue el impulsor de proyectos como la plaza de toros o el mercado municipal; la familia, del primer parque de ocio de la ciudad, el acuático Aqualandia o el complejo urbanístico Playmon Fiesta- Puchades llenó el salón de actos del aula de Cultura de la CAM para lanzar públicamente una serie de propuestas con las que dinamizar la vida y la imagen de Benidorm. Entre ellas, "vender" el solar sobre el que se construye el futuro Centro Cultural de Benidorm a una gran firma, como el Corte Inglés, para "potenciar el entorno urbano" de la avenida de Europa y trasladar esta instalación cultural al entorno de Terra Mítica.

El cambio de uso de este céntrico solar municipal de cerca de 13.000 metros cuadrados para la instalación de un macrocentro comercial, pese a ser una de las propuestas más llamativas de cuantas figuran en su documento "Rumbo a ilusionantes realidades", paradójicamente no formó parte de la exposición lanzada al público ayer. "El Centro Cultural estará cerrado y matará a la avenida de Europa, cuando en cambio un Corte Inglés le daría mucha más vida", explicó a este diario el empresario, quien además añadió que "en Terra Mítica hay diez millones de metros cuadrados para el centro de cultura y esa sería su mejor ubicación".

Pero las propuestas lanzadas por el constructor fueron más allá y tocaron también otros de los lugares emblemáticos de la ciudad: el Castillo, la Punta del Canfali, la zona alta de L'Aigüera, la plaza de la Hispanidad y la avenida del Mediterráneo o la zona del Cruce, fueron otros de los núcleos hacia los que Antonio Manuel Puchades y su equipo dirigieron ayer el foco de atención.

Derruir las dos edificaciones que separan la plaza de San Jaime, donde está la fachada de la Iglesia, con el Castillo, fue la primera idea. Con ella, no sólo se mejoraría un espacio público de especial peso histórico en Benidorm, sino que además acabaría con el bloque de hormigón que ahora "tapa la visión del mar distintos puntos" del Mirador. Aparejado a este proyecto hay otros dos: la creación de una pasarela que bordee el acantilado de la Punta del Canfali y una las playas de Levante y el Mal Pas; y el derribo de cuatro edificios de primera línea de Levante -Selomar, Tugar, Ronda y Gavina- con un estado de gran deterioro en la actualidad para, sobre el solar resultante, construir dos rascacielos "emblemáticos" que asumieran la edificabilidad de estos cuatro más la de los dos del Castillo que proponen echar abajo, con lo que "no se generaría ningún problema a los propietarios, sino que mejorarían".

Una remodelación de la zona alta de L'Aigüera, que incluyera el techado de la plaza de toros para poder acoger eventos culturales y deportivos durante todo el año, fue otra de las sugerencias, al igual que la reforma del recinto ferial o la construcción de dos torres y un gran aparcamiento sobre este mismo espacio. Para la mejora del tráfico y el tránsito peatonal, hubo dos proyectos estrella: el soterramiento de las avenidas de Alfonso Puchades y Jaime I en la zona del Cruce, para crear una gran rotonda; y la llegada del tranvía desde la Estación de Autobuses -futura intermodal- hasta la plaza Triangular -proyecto ya anunciado desde hace años por la Generalitat y los distintos gobiernos municipales-, lo que permitiría por un lado reducir el volumen de circulación y, por otro, mejorar las avenidas de Europa y del Mediterráneo "con coste cero para el Ayuntamiento, pues las asumiría la Generalitat como ha hecho, por ejemplo, en la playa de San Juan, Alicante o San Vicente", indicaron los arquitectos ponentes.

La exposición congregó a numerosos políticos y empresarios de la ciudad en el aula de la CAM. El alcalde, Agustín Navarro, ediles de todos los grupos políticos, con especial presencia del CDL de Gema Amor -afín al constructor-, y personajes de distinta índole, como el hotelero José María Caballé; el presidente de Hosbec, Antonio Mayor; el de Provía, Francisco Murcia Puchades, y otros constructores; Pepa Zaragoza, hija del exalcalde Pedro Zaragoza; Miguel Pérez Devesa; miembros del Club Rotario; Roc Gregori; o arquitectos como Ricardo Llácer, Guillermo Campos o Tomás García Vera, entre otros.

Una de las hijas del empresario, Virginia Puchades, tomó la palabra en nombre de Antonio Manuel. "De lo que se trata es de recuperar el espíritu pionero del año 1956 que encarnó Pedro Zaragoza, y al que siguieron muchos empresarios", explicó, para después reconocer que algunas de estas propuestas "podrán ejecutarse o no, podrán ser más o menos polémicas, pero Benidorm no puede permitirse perder ningún tren más".