El salón de actos del Ayuntamiento de Benidorm se convirtió ayer por la tarde en lo más parecido a un quirófano para diseccionar los pormenores de uno de los proyectos más emblemáticos de la ciudad: el Paseo de Poniente. La operación sobre esta obra, que en tan sólo tres años se ha convertido en hito y referente a nivel internacional, fue ejecutada por un cirujano de lujo: el arquitecto Carlos Ferrater, quien junto con su socio Xavier Martí, relató ante el público el complicado proceso de diseño y construcción de este corredor marítimo, cuya tercera fase -la que une la avenida de la Armada Española con el Parque de Elche-, está en estos momentos en pleno proceso de ejecución.

La conferencia, titulada "Benidorm, paisaje y geometría" y organizada por la Obra Social de la CAM, en colaboración con Hosbec y el Ayuntamiento de Benidorm, permitió al público conocer hasta el más mínimo detalle del Paseo de Poniente, de manos del "padre" del proyecto, quien expuso planos, primeras maquetas, problemas constructivos que surgieron durante el proyecto y soluciones aportadas..., pero también se adentró en algunas anécdotas hasta ahora desconocidas por el gran público. Entre ellas, las trabas iniciales de los técnicos del "Ministerio de Cristina Narbona" a la obra, al considerarla poco sostenible, lo que le obligó a viajar personalmente hasta Madrid para explicar en primera persona la infraestructura; o la pregunta más que repetida a la que tuvo que enfrentarse una y otra vez hasta que la obra estuvo terminada: "¿Y la barandilla?".

La exposición de Ferrater, cercana y completa, sirvió además para que el arquitecto expresara su deseo de que las dos siguientes fases -de las que avanzó cuestiones técnicas- sean "muy pronto una realidad" y para que volviera a reivindicar una vez más el modelo urbanístico de Benidorm: "A mi siempre me ha gustado mucho esta ciudad, incluso cuando estaba en la facultad discutí con algunos compañeros mucho sobre el tema", reconoció, para después afirmar que, a su juicio "el tiempo nos ha dado la razón a quienes defendíamos este modelo, porque se ha demostrado que es extraordinariamente sostenible por muchos motivos: ocupa poco territorio para ubicar a mucha población; hace que el coche tenga importancia relativa porque en cualquier lugar tienes la playa a diez minutos y permite crear un modelo urbano y de ocio para que esté lleno los doce meses del año", frente a otras localidades costeras "que sólo abren en verano y después están los diez meses restantes cerradas".

"Benidorm es una ciudad del mundo, como Copacabana o cualquier ciudad asiática moderna... Es una ciudad que se copia, pero a la vez es un modelo irrepetible", concluyó Ferrater.