Son un total de siete niños de edades comprendidas entre los tres y los seis años y son los únicos estudiantes de la Marina Baixa que, por falta de sitio, no pudieron ayer empezar el curso. Se trata de los alumnos de Educación Infantil del colegio público Penya L´Or de Bolulla. Hasta ahora, venían recibiendo su educación en la única aula de preescolar que había en la localidad, ubicada en el edificio de las antiguas viviendas de los maestros del pueblo. Un inmueble perteneciente al conjunto escolar hasta junio de 2009, que fue desafectado para ser demolido. En el solar empezará a levantarse este mes una gran Casa de Cultura que habilitará espacios para otros servicios públicos, como el consultorio médico.

Por el momento, y desde 1979, dicho consultorio, donde hay destinado un médico y un practicante, está funcionando en la primera planta del edificio del colegio público (con un acceso independiente al mismo), propiedad de la Conselleria de Educación. Esa circunstancia es, precisamente, la clave del problema.

Desde Educación instan al Ayuntamiento y a la Dirección del colegio a tomar una de las siguientes opciones: echar a médico y practicante y ubicarlos en el local del Aula de Cultura; o ejecutar las obras pertinentes para adecuar parte del pequeño ambulatorio como aulario, algo que el Ayuntamiento ni tiene intención ni puede hacer por el coste que supone, según declaró ayer el concejal Antonio Carratalá.

La solución que han puesto sobre la mesa desde el Consistorio pasa porque los niños reciban sus clases en el Aula de Cultura, ubicada a la entrada del pueblo, a escasos diez metros de un parque infantil, y a cinco minutos andando del colegio. Está acondicionado para dicho fin y en él ha estado la escuela de verano toda la temporada estival.

Desde Educación lo han rechazado, entre otras cosas, porque dicen que no reúne las condiciones de seguridad oportunas al "implicar desplazamiento por la vía pública de los alumnos a la hora del recreo". Por ello, la inspectora Marisa Oltra ordenó ayer al director del colegio mandar a los niños de Infantil a sus casas si no podían dar clase en el espacio del dispensario médico, algo que ocurrió ante la perplejidad de los padres. Éstos expresaron ayer su predisposición a firmar por escrito su autorización para que los niños crucen la carretera que separa el Aula de Cultura con el parque infantil donde sus hijos podrían hacer el recreo, ante la imposibilidad de hacer uso del consultorio como aula.

Y es que no entienden cómo la inspectora, quien según el concejal no ha pisado el municipio desde que en 2010 el Ayuntamiento advirtió del problema que se avecinaba, no deje a los niños dar clase donde la han dado este verano, y no haya buscado una solución.

Dicho aula está en un local privado prestado de forma temporal y gratuita al Ayuntamiento para uso cultural y educativo, pero no para uso sanitario, según explicó el edil. Así, si se ejecutara la indicación de Educación de usar el dispensario, en vez de los niños, serían el médico y el practicante los que se quedarían en la calle.

Salón de actos, médico, biblioteca y gimnasio

La nueva Casa de Cultura de Bolulla será, en realidad, un edificio multifuncional. En él está previsto que haya un salón de actos, la biblioteca municipal, dos aulas polivalentes, un gimnasio, el centro médico, un aula de informática y un almacén, que se distribuirán entre una planta baja y dos plantas superiores, y que tendrá también una zona jardinada. Se levantará junto al colegio público, en el solar donde estaba el edificio de las antiguas viviendas de maestros del pueblo, que ha sido demolido. En estos momentos se está acondiconando el terrero para comenzar a traer las estructuras sobre las que se irá construyendo el nuevo centro.

El presupuesto de estas obras asciende a un importe total de 739.964,58 euros, y forma parte del Plan Provincial de cooperación a las obras y servicios de competencia municipal para 2010 y previsión para el año 2013.

Se estima que las obras acaben para el próximo mes de junio, según informó ayer el concejal de Bolulla, Antonio Carratalá. A partir de ese momento, la totalidad del edificio del colegio público Penya l'Or se quedaría con su uso educativo como tenía en su origen. Una utilidad modificada hace 32 años cuando se incorporó al mismo el dispensario sanitario al creerse que el centro educativo podría cerrar por la falta de alumnos.

Hoy son un total de 18 los niños de entre 3 y 12 años que reciben sus clases en él. r.lópez