Como sucedió recientemente en las Ramblas de Barcelona, a partir de ahora los artistas callejeros que pretendan actuar en las arterias turísticas de Benidorm tendrán primero que demostrar su valía. Así lo ha decidido el Ayuntamiento, que ayer anunció que ese tipo de espectáculos han quedado temporalmente suspendidos hasta que el próximo día 17 de agosto mimos, magos, actores, músicos y demás representantes del ramo se sometan a un casting y demuestren su arte ante un jurado integrado por "tres expertos", según explicó la edil de Cultura, la socialista Eva Mayor.

Desde hace tiempo, el Consistorio ya pretendía regular esta práctica, pero un detonante ha acelerado esta decisión en plena temporada estival: durante esta semana se produjeron una serie de altercados entre los propios artistas, que porfiaban por ocupar los mejores emplazamientos en el centro de Benidorm. El percance desató las críticas de vecinos y comerciantes y desencadenó ayer una reunión entre las áreas de Cultura, Comercio y Movilidad del Ayuntamiento para cambiar drásticamente la organización de estos espectáculos.

Hasta ahora, los artistas ambulantes se limitaban a informar al Ayuntamiento de su tipo de espectáculo y después entre ellos mismos se distribuían los lugares que les autorizaba la administración municipal. "Pero no se han comportado de una forma responsable e incluso algunos de ellos ni siquiera han recogido su licencia -un total de veinte-, con lo que la Policía Local ni siquiera podía identificarlos", explicó la concejala. Así que ahora, en primer lugar deberán ajustar sus representaciones a los "criterios artísticos" que marque el próximo día 17 el jurado y después será el propio Consistorio el que decida el emplazamiento concreto que le corresponde a cada profesional. El objetivo es doble: garantizar el rango de uno de los atractivos turísticos de Benidorm y evitar más altercados. Los artistas actúan en parajes céntricos de la población como la calle Martínez Alejos, la de Gambo o la encrucijada de La Palmera. Es en esta última, según explicaron fuentes de la concejalía de Comercio, donde se producen más problemas, debido a la gran aglomeración de transeúntes y a la existencia de numerosas terrazas de hostelería.

Al casting de la próxima semana podrán acudir los 20 artistas callejeros que ahora mismo disponen de licencia. No obstante, Mayor informó de que en enero de 2012, cuando se renueve la concesión, se realizará otro proceso de selección en este caso ya totalmente abierto. Y entonces se producirá otra novedad importante: los artistas deberán pagar una tasa, tal y como ya la abonan los ambulantes que trabajan en la zona del Castillo. Hasta el momento, la contraprestación de los mismos a la ciudad era escasa: se limitaban a participar de forma gratuita en algunos eventos públicos, como la cabalgata de Reyes.

Ayer, uno de los artistas mostró su malestar por esta decisión repentina, toda vez que la misma se produce en plena temporada de agosto y a las puertas del que probablemente es, desde la perspectiva turística, el puente festivo más importante del año.

La práctica divide al tejido comercial

"Nos quitaban la clientela, no entraba nadie y no dejaban pasar a la gente", afirmó ayer la dependienta de una joyería situada en la calle Gambó de Benidorm, lugar en el que los espectáculos ambulantes son "el pan de cada día". Sin embargo, Cristina Carballo y Antonia Martínez, vendedoras de una joyería vecina afirmaron que "no nos molestan para nada, son muy considerados e incluso nos preguntan si nos molesta su música".

La opinión de los comercios se divide entre aquellos que aseguran que los artistas ambulantes perjudican sus negocios y los que afirman que, o bien son inocuos o incluso favorecen a sus establecimientos. Este último es el caso del dueño de una terraza situada en una calle peatonal. "Nosotros les ayudamos, incluso les dejamos que utilicen el suministro eléctrico de nuestro local porque ofrecen un espectáculo gratuito a nuestros clientes"; a lo que añadió que "les hemos invitado a que realicen su espectáculo dentro de nuestro local". La dependienta de una perfumería situada frente a esta terraza declaró que a ella le "gustan", pero les "fastidian las ventas porque la gente que se para a mirar tapa nuestro escaparate" y "aquí no entra ni cristo". Añadía que una solución sería que se pusieran después de cerrar los comercios "sobre las nueve o las diez, que no molestan a nadie". Algunos de los establecimientos de la zona llegaron a hacer un escrito solicitando al Ayuntamiento que les prohibieran realizar sus espectáculos; aunque otro sector de los comerciantes apuntan a que "tienen derecho a ganarse la vida".