Parque natural, guía de embarcaciones y ahora también centro cultural de uso público. El Faro del Albir, integrado en el enclave privilegiado de la Serra Gelada y cerrado desde la década de los sesenta, abre sus puertas desde hoy a las visitas de todo aquel que recorra los casi cinco kilómetros de ruta (ida y vuelta) que separan la carretera del Faro, ubicado l'Alfàs del Pi.

Tras un sobrecogedor paisaje en el que se diluye el verde de los árboles y el azul del mar, los visitantes, que podrán acceder al interior de la instalación portuaria entre las 10 y las 13 horas, a finales de verano también podrán disfrutar de un observatorio de la naturaleza que se pondrá en marcha en septiembre.

El nuevo espacio natural y cultural público, que ocupa en torno a 150 metros cuadrados, es fruto del proyecto que emprendió el Ayuntamiento de l'Alfàs del Pi gracias a la cesión del uso de la instalación por parte de la Autoridad Portuaria de Alicante.

Se trata del primer faro de la Comunidad Valenciana de uso compartido y cultural. El interior de las instalaciones, dividido en tres estancias, se convertirá en los próximos meses en sala de exposiciones y actividades culturales, con paneles explicativos sobre los usos de la antigua torre de vigilancia y la historia del faro moderno, así como algunas curiosidades sobre el modo de vida y el tipo de mobiliario que se utilizó a lo largo de la historia del faro, que cumple más de 148 años de luz.

Asimismo, en este cambio de imagen del edificio, muy deteriorado por el paso del tiempo, se ha rehabilitado la estructura y las vallas de acceso al faro, se han restaurado las vigas del interior y también pintado las paredes del edificio portuario en una primera fase del proyecto.

Muchos son los aficionados al deporte y a la naturaleza que diariamente recorren los senderos de Sierra Helada que conducen a este histórico edificio que cumple cerca de 150 años. El 30 de abril de 1863 el Faro del Albir encendió por primera vez la luz que ha marcado el rumbo de miles de embarcaciones.

En 1914, un incendio obligó a reparar el edificio que siguió sufriendo remodelaciones hasta 1921, en que concluyó su adaptación a las últimas normas marítimas. Durante años estuvo ocupado por los vigilantes a su cargo y ahora las mismas paredes, pero con una cara renovada, serán testigo del paso de cientos de curiosos que ya se pueden acercar a contemplar un edificio cargado de historia.

Un faro de película

Además de edificio histórico el faro es el símbolo del Festival de Cine de l'Alfàs y galardón con el que cada año la ciudad obsequia a personajes destacados del mundo del cine.

Una torre vigía para avistar piratas

El Faro Punta del Albir-Bombarda, tal y como lo denomina la Autoridad Portuaria de Alicante, toma su segundo nombre de la pequeña torre de vigilancia que la población de l'Alfàs erigió en el siglo XVII para alertar a sus ciudadanos de los continuos ataques que los piratas berberiscos perpetraban en esa época a lo largo de esta costa. Junto a esa torre Bombarda, de unos 4 metros de altura y ya en ruinas, dos siglos después, en 1860, el ingeniero Antonio Molina proyectó el diseño originario del faro, cuyos primeros planos aún se conservan, para guiar al gran número de barcos que en aquel entonces atraía el puerto de Altea debido a su notable actividad comercial y como fondeadero seguro para navegantes.