La caída en picado experimentada por el PSPV-PSOE en las elecciones el pasado domingo tuvo un fiel reflejo en la comarca de la Marina Baixa.

El candidato socialista a la Generalitat, Jorge Alarte, tan sólo logró imponerse al popular Francisco Camps en dos de los dieciocho municipios que componen la comarca y, en ellos, ni siquiera se incluye las grandes localidades donde el PSOE obtuvo mejores resultados que su adversario: l'Alfàs del Pi, donde Vicente Arques logró mayoría absoluta; o Benidorm, donde pese al empate técnico a concejales entre los dos grandes partidos, la de Agustín Navarro fue la lista más votada. Junto estos dos municipios, los socialistas se impusieron a nivel local también en Polop -lista más votada- y en Beniardá, Benimantell, Bolulla y Orxeta, todos ellos con mayoría absoluta, aunque sólo en dos, Beniardá y Orxeta, la lista encabezada por Alarte aventajó por los pelos a la de Camps: tres y quince votos más respectivamente.

Los municipios de Altea y La Vila Joiosa fueron los que más papeletas "extra" aportaron a la candidatura de los socialistas a las Cortes, pese al descalabro experimentado por sus alcaldables, Andrés Ripoll -que pierde tres concejales- y Gaspar Lloret -que se deja dos ediles en el camino-.

Pese al bajón de votos registrado por uno y otro, la lista de Alarte sacó en estos dos municipios 680 y 711 sufragios más que la local respectivamente, en el caso de Altea probablemente gracias al tirón de la exedil Verónica López, que ahora será diputada autonómica por Alicante.

Mientras, en l'Alfàs del Pi, feudo "rojo" por excelencia de la comarca, la lista de Vicente Arques registró 1.071 sufragios más que la del líder del PSPV, a pesar de que el alcalde del municipio también iba en un puesto destacado de la lista a las Cortes y obtiene escaño.

Camps tampoco arrasa

Pero si a Jorge Alarte no le fueron del todo bien las cosas, el resultado autonómico tampoco se saldó en la Marina Baixa con registros abrumadores a favor de Francisco Camps.

El candidato regional del PP sacó ventaja a buena parte de los líderes locales de los grandes municipios, como los de Benidorm, l'Alfàs, Altea, Callosa d'en Sarrià o La Vila, pero se vio más que resentido en otros, como en La Nucía -1.400 votos menos que Bernabé Cano- o Finestrat -441 menos que Honorato Algado-, y también perdió peso con respecto a los alcaldables en los pueblos pequeños.

El voto popular tuvo especial diferencia entre candidatura local y autonómica en un municipio clave durante la pasada legislatura: Polop de la Marina. En él, los votantes castigaron mayoritariamente a la lista municipal del PP, que tras la negra legislatura de 2007-2011 y la escisión de populares hacia otras candidaturas, perdió la mayoría absoluta con la que gozaba desde 1995 -siempre encabezada por el candidato Alejandro Ponsoda, asesinado en el año 2007- y obtuvo el domingo tres de los seis concejales de los que gozaba anteriormente. Por contra, la lista de Camps registró 373 sufragios más que la local, encabezada ahora por Antonio Pastor y renovada al cien por cien.

Benidorm en la picota

Algo similar ocurrió en el PP de Benidorm. Camps ganó a Pérez Fenoll por 794 votos, muchos de ellos absorbidos de la candidatura del CDL encabezada por la expresidenta de los populares, Gema Amor, pese a que ésta hizo también a Camps responsable de su marcha.

En las filas socialistas, ocurrió lo mismo, pero al revés. Agustín Navarro se impuso a Jorge Alarte por 975 sufragios y este resultado tiene una clara explicación: muchos votantes socialistas no perdonaron el rechazo explícito del líder del PSPV a la moción de censura y, con ella, la marcha del partido de Navarro y todos sus concejales, y optaron por castigar al candidato autonómico desviando el voto hacia partidos minoritarios como Esquerra Unida, que en las locales de Benidorm no se presentó pero en las autonómicas obtuvo 452 votos; o Compromís, que sí concurría a las municipales pero granjeó 212 papeletas sepia de más a la coalición liderada por Enric Morera y Mònica Oltra.

El caso del CDL en la ciudad turística también tiene un análisis aparte. Las siglas bajo las que encontró cobijo la expresidenta del PP pasaron de ser una fuerza residual a convertirse en la tercera fuerza política de Benidorm -3.360 sufragios-, lograr tres concejales y ser, con ello, la llave del Ayuntamiento.

Pero además, en clave autonómica, el CDL se convirtió también en el tercer partido más votado de la localidad y rascó a los grandes 1.191 votos, 2.169 menos que su líder local, pero con un resultado más que notable si se tiene en cuenta que Amor no hizo prácticamente campaña a favor de las siglas centristas en su candidatura a las Cortes.

Fuerzas minoritarias

Como ha ocurrido en el conjunto de la Comunidad, en la Marina Baixa los partidos minoritarios también fueron los principales beneficiados del descontento de los ciudadanos con los grandes partidos. Esquerra Unida, que sólo presentaba lista en tres municipios, obtuvo votos autonómicos en toda la comarca, con La Vila como principal bastión por el empuje de su líder local, José Carlos Gil.

Lo mismo pasó con la coalición Compromís, que concurrió en las municipales de siete pueblos y obtuvo votos autonómicos en los dieciocho. Por último, el CDL, con cuatro candidaturas municipales, registró papeletas en catorce municipios, aunque en todos ellos con una representación minoritaria, a excepción del ya mencionado caso de Benidorm o La Nucía, donde le votaron 225 vecinos.