Pese a que el lugar elegido por los socialistas para la fiesta de fin de campaña era todo menos céntrico, un reguero de camisetas rojas que arrancó desde la sede electoral del partido en la calle Herrerías (bautizado como marea roja por aquello del espíritu ganador del mundial y la eurocopa) logró llenar un pabellón que se había elegido cerrado por temor a la lluvia. Pero no cayó una gota y el único liquido que allí corrió fue el de las cervezas y los refrescos con que los asistentes comenzaron a celebrar lo que dan como un triunfo seguro.

A las diez en punto, y con el aforo completo, apareció el alcaldable con vaqueros, camisa a rayas y la ministra de Sanidad a su vera. No es que los presentes a esas horas no estuvieran entregados, que lo estaban, pero el portavoz de Pasión por Benidorm, el actor Miguel Ángel Fenández, se encargó de echar más leña al fuego y 2.000 gargantas corearon el "¡a por ellos oé! En el cartel de la noche figuraba como telonero el secretario local, Rubén Martínez, al que seguían el número dos y hombre fuerte de la candidatura, el doctor Miguel Ángel Ferrer, la ministra de Sanidad, y por último, a quien todos querían escuchar, a un alcaldable al que anoche ya veían como alcalde.

A rajatabla se cumplió el guión y era tal la euforia colectiva que fue subir el secretario local al escenario y escucharse un ¡guapo! Habló Martínez de "las manos limpias", defendió "el equipazo" que es la lista y destacó que "estamos aquí defendiendo la alegría mientras en el PP espera a que les hable un imputado" (en referencia a la presencia de Francisco Camps en el acto de fin de campaña en Benidorm).

Sentido sonó el mensaje de Ferrer, quien agradeció el trabajo realizado desde el primero hasta el último de los militantes y simpatizantes, a los concejales que no han repetido, a la ejecutiva que le ha permitido formar parte del equipo y hasta a su cuñado, el también candidato José Marset. Y hasta le encargó a Leire Pajín que le transmitiera las gracias a Zapatero "porque a pesar de las críticas ha sabido anteponer sus intereses a los de España. Dile le que en Benidorm se le quiere y se le espera".

Leire Pajín habló de la emoción del momento, recordó que "pese a todo lo que se ha escrito de Benidorm, (por la moción de censura, aunque no la nombró) la mejor página de la historia de la ciudad está por escribir" y dedicó el triunfo electoral a los socialistas Rufo Benito y Olatz Saéz, fallecidos recientemente.

Después de la tensión de estos días un Agustín Navarro aparentemente relajado subió al escenario desde el que volvió a hablar a los presentes de tú a tú, a quienes aseguró estar orgulloso de ser socialista, a los que reiteró que Pérez Fenoll y Amor son dos caras de misma moneda y con los que bromeó con que el voto del PP para la alcaldía de Benidorm lo pidiera Rajoy en vez del alcaldable. No se negó a nada, ni a sentarse a negociar después del 22-M si fuera preciso, y hasta casi luce torso para enfundarse una camiseta roja de no ser porque los asesores, después de fulminarle con la mirada, le aconsejaron que se la colocara sobre la camisa. A medianoche se bajó persiana y a Alarte, se siguió sin mentarle.