El PP tenía dos razones de peso para haberse tomado muy en serio Benidorm en la campaña: es el principal destino turístico de la Comunidad y sufrió un caso de transfuguismo que tambaleó los cimientos de la ciudad y del partido. Sin embargo, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, apenas le ha dedicado 20 minutos en toda la liza electoral: los que duró anoche su parada en la ciudad antes de seguir viaje a Valencia. Camps, que llegó con una hora de retraso, se rodeó del vicesecretario general de Comunicación, Esteban González Pons -quien abrió alocuciones para insistir en que Zapatero es igual a paro- y de cinco consellers: los autóctonos Angélica Such y Gerardo Camps más Trini Miró, Paula Sánchez de León y Belén Juste.

El presidente de la Generalitat pronunció un discurso ceñido a los los sentimientos: aludió a la calle Gambo -vía talismán de los populares donde se celebró el acto ante cerca de 1.500 personas- para proclamar su amor por Benidorm, al que calificó como el "Manhattan europeo": "¡Qué ilusión tiene esta ciudad, qué pluralidad! ¡Es un paraíso terrenal! ¡Me gusta Benidorm, soy su embajador!". Aplausos entre el público, claro. Con el ánimo de elogiar al alcaldable Manuel Pérez Fenoll, Camps también aludió a la moción de censura aunque a través de un enrevesado galimatías: "Sabéis lo que pasó y a pesar de que pasó lo que pasó, después de pasar lo que pasó Manolo me llamó para seguirme pidiendo más cosas para Benidorm". Y poco más: Camps y su séquito abandonaron escenario y ciudad. Fue tan precipitada su marcha, que a Pérez Fenoll casi no le dio tiempo a despedirse: "presidente -dijo al micrófono cuando Camps se había marchado- si aún estás caminando por las calles de Benidorm y me oyes, gracias por haber venido".

Ya en familia, Pérez Fenoll atacó al PSOE cuando haciendo alusión al polideportivo donde los socialistas cerraban campaña, aseveró que "se han ido muy lejos para que no se note que son muy pocos". Y en el único momento tenso de la noche, al increparle alguien desde la calle llamándole "chorizo", el candidato, ágil en la improvisación, le contestó "no, los bocadillos de chorizo los venden más arriba". Gambo tronó entonces: "¡Alcalde, alcalde!

Fenoll criticó con acidez dos de las obras más polémicas de los socialistas, el corte de árboles en Jaime I y el puente impulsado por el hombre que le arrebató la Alcaldía, José Bañuls. En tan controvertido viaducto, el alcaldable popular prometió colocar una placa cuando gobierne "para disculparnos por la nefasta gestión de Agustín Navarro", al que comparó hasta la saciedad con Zapatero. Y a este último le reprochó que margine a Benidorm, como lo demostraría el hecho de que el AVE aún no haya llegado a la Costa Blanca. Fenoll pidió el voto al PP para "evitar un escenario de pactos donde sólo prevalecerán los intereses del uno (Navarro) y de la otra", es decir, Gema Amor, a la que no se dignó a nombrar. Hubo otra referencia a la ahora líder del CDL, o más bien a su deserción del PP: al principio de la noche y mientras hacía de telonero de lujo ante el retraso de Camps, el edil Sebastián Fernández dijo, "bienvenidos al acto del único Partido Popular". Así se inició una velada que concluyó dos horas después con cerveza y verbena.