El día y la noche son los otrora compañeros Amor y Fenoll en el día a día de una campaña que ha funcionado a golpe de inventos y, en gran parte, gracias al carisma o la capacidad de atracción de los candidatos. Dos aspirantes a la alcaldía de Benidorm, por el CDL y por el PP respectivamente, que están buscando adeptos en un terreno que antes era común, lo que, si cabe, complica aún más la pugna por unos apoyos que pueden evitar un batacazo casi letal en sus respectivas carreras políticas.

Así lo ha entendido desde el principio la candidata Amor quien para atravesar una calle del centro que en condiciones normales no supondría más de un par de minutos puede emplear hasta un cuarto de hora. Hasta a quien no conoce de nada acaba besando esta mujer que con un séquito de media docena de compañeros de lista y colaboradores arrastra dos carritos de la compra (los llaman los merchandising) cargados de publicidad electoral, reclamos que van de mecheros hasta abanicos, bolis o balones de playa y, lo más importante, los sobres blancos y sepia con las papeletas del CDL.

No satisfecha con la vía pública, la candidata entra con desparpajo en bares, tiendas de regalos (como la que las hermanas de Maribel Verdú, Marina y Carlota, tienen en Ruzafa) o establecimientos de estética, donde lo mismo pide el voto a los presentes que acuerda una cita para una limpieza de cutis postelectoral. Llama por su nombre a quien conoce y se comporta como si conociera a quien acaba de ver por primera vez en su vida, que se termina marchando con un regalo en una mano y los votos en la otra. Que acaben en la urna es ya otra historia.

Peor suerte tiene en el día elegido para realizar este reportaje Manuel Pérez Fenoll, quien en un tramo de la calle Tomás Ortuño de apenas cien metros le ha entrado, votos y delantal con publicidad del PP en ristre, a dos señoras que votan en Madrid ("a Gallardón y a Aguirre, espero", les suelta el candidado), a otra que lo hace en La Nucía, a un matrimonio de Sella y a un señor que no tiene reparo en confensar que no piensa votar.

Correcto en las formas pero repetitivo en el mensaje (desde fuera da la sensación de que recita frases aprendidas, lo que contrasta con la naturalidad, aunque sea trabajada, de su excompañera) choca que su grado de conocimiento entre los ciudadanos no sea mayor habida cuenta de que se ha sido el alcalde de la ciudad durante cuatro años.

Prueba de que al candidado popular, pese a forzar una sonrisa, la tensión le debe ir por dentro es la reacción que tiene ante un encuentro casual con el número dos de la candidatura socialista, Juan Ángel Ferrer, y la alcadable por Benifato, Rosa García. Lo que en principio parece discurrir como una broma ("os cambiamos un delantal por un pin", dicen en un tono jocoso los socialistas) continúa con una respuesta ininteligible y desproporcionada (con alusiones al pinchazo de Mercasa) por parte de Pérez Fenoll. Lo dicho: o son los nervios previos a la jornada del domingo o que trabajar la calle quema.