Recrear el ciclo de la vida y que éste sea rentable. Es lo que técnicos de la Universidad de Alicante, la empresa Flysoil y el parque de animales Terra Natura de Benidorm tratan de hacer desde hace año y medio. Tiempo en el que han llevado a cabo un estudio basado en el tratamiento de residuos orgánicos, principalmente de heces animales, y también deshechos vegetales, eliminándolos y reconvirtiéndolos en nuevos y rentables productos, como son harinas para crear piensos, grasa de calidad óptima para elaborar biodiesel, y productos químicos utilizables tanto en la industria farmacéutica como en la producción de textiles especiales. El elemento que logra reconvertir los citados desperdicios orgánicos en estos nuevos productos, y ampliar así su reutilización a algo más que el compost, es la larva de mosca. Más en concreto, de millones de ellas. Y no provenientes de moscas corrientes, sino de la especie "Hermetia Illucens". Ésta apenas necesita alimentarse más que de agua, no interactúa con el ser humano, suele encontrarse en lugares donde abunda la basura, y se encontró por primera vez en la península hace 60 años, según explicó ayer el profesor titular de la UA Santos Rojo.

La planta diseñada en el parque zoológico de Benidorm (única en España) tiene capacidad para albergar 20 millones de larvas de esas moscas, que son a su vez capaces de digerir una tonelada de residuos al día. El proceso parte de una "biofrábrica" donde se ha logrado reproducir de forma masiva las moscas, generando con ello grandes cantidades de diminutas larvas. Éstas se recogen y trasladan a la planta del parque denominada "biodigestor", donde las alimentan con excrementos de los animales del parque hasta que alcanzan un tamaño adecuado.

En ese momento se paraliza su evolución y extrae de su composición o se reconvierte ésta, a través de diferentes procesos, en nuevos productos. De larvas pasan a ser harina, grasa y quitina. Y tales de éstas, a piensos para pollos y peces (no teniendo que usar para producirlos pescados varios que no mejoran el freno a la pesca no selectiva); biodiesel, productos de belleza, e incluso textiles especiales. Tal fase, sin embargo, va lenta, a falta de una planta de tratamiento que haga la conversión en grandes cantidades y que pueda almacenarla para su distribución. Cuando se cree, se podrán tratar gran cantidad residuos de forma limpia, sostenible y rentable, más una vez se endurezca la obligación aplicable a grandes productores de deshechos de tener que deshacerse de ellos.