Hace menos de quince días que la patronal hotelera de la Costa Blanca (que agrupa a 150 hoteles de Benidorm con una capacidad superior a las 45.000 plazas) con su presidente, Toni Mayor, al frente, se reunía con la candidata del CDL a la Alcaldía de Benidorm, Gema Amor, de quien alabaron su talla política al tiempo que criticaron la herencia urbanística de los gobiernos populares cuyo último representante, Manuel Pérez Fenoll, es el actual candidato del PP a la misma Alcaldía que perdió tras la moción de censura que entronizó al actual regidor y alcaldable por el PSOE, Agustín Navarro. Tres opciones entre las que ahora tiene que elegir un sector que, por genética empresarial, vota derecha pero que, en líneas generales y salvo contadas excepciones, no encuentra en la oferta de Benidorm el modelo de gestión política que busca.

Cuentan que en uno de los múltiples desencuentros que hubo entre Pérez Fenoll y la patronal del sector, el entonces primer edil de la capital turística de la Costa Blanca espetó a los empresarios que sólo eran «cuatro votos». Éste y algún que otro episodio similar no coloca a la opción popular en la pole position incluso entre aquellos hoteleros que, en privado, confiesan que votarán derecha. Pero, tratándose de Benidorm, ¿a qué derecha?

Un partido liberal del corte de CiU en el que, por encima de siglas y familias, se primara la profesionalidad y la formación, se sitúa entre los anhelos de quienes, aún admitiendo que su apoyo irá a parar a una de las dos opciones conservadoras que concurren a las urnas (PP y CDL), ponen a Juan Ángel Ferrer, el número dos de la lista socialista y responsable del departamento de salud de la patronal desde hace 17 años, como ejemplo de lo que debe ser un buen candidato y, es de suponer, un buen gestor público. Entre los que se sitúan en esta línea de pensamiento se da la paradoja de que mantienen su apoyo a la derecha aún reconociendo que, comparando objetivamente las tres listas, la socialista es, sin duda, la mejor.

También en este mismo grupo se encuentran quienes, pese a considerar al PP un partido radicalizado, necesitado de renovación y no acorde con la imagen y los intereses del empresariado actual de esta ciudad («las familias de la derecha siguen viendo Benidorm como el pueblo que ya no es»), matizan que es el candidato Pérez Fenoll, más que el partido, el que genera los rechazos. «Tenemos muy mala suerte con los políticos, no hay nivel, y este hombre no va a Valencia ni para pedir un vaso de agua», afirman a modo de radiografía.

Sabedor de esta mala sintonía, amén del público apoyo del presidente de la patronal a Gema Amor (algo que no se ha visto como algo conveniente), el PP no ha renunciado a arañar votos en un sector posicionado tradicionalmente en su esfera ideológica. La apuesta se llama David Devesa, hijo del fallecido Domingo y sobrino de Pere Joan Devesa, dos expresidentes de la patronal y cuyo nombre se barajó como candidato de consenso entre las dos facciones en que se ha dividido, otra vez, la derecha en esta ciudad. Un supuesto mirlo blanco que apenas está siendo explotado durante la campaña.

Queda por analizar el efecto Juan Ángel Ferrer, la apuesta más ambiciosa de la candidatura de Agustín Navarro cuya relación con el sector se remota a 1994. No es tanto entre los hoteleros, aunque puede que en algún caso también, como entre los directivos, mandos intermedios y trabajadores de los establecimientos donde el doctor Ferrer tiene su granero de votos. Conocido, apreciado y valorado incluso por quienes no le votan pero que admiten que su presencia ha dado «otro toque» a la candidatura socialista es, además de al PP, al que quizá más apoyos haya podido restar la irrupción de Gema Amor, quien en su equipo lleva nombres que arrastran votos que, de otro modo, hubieran ido al PSOE a través de Ferrer.