Mientras Piedad, la dueña del local, sigue atendiendo a las clientas que a esa hora, mediodía, son un goteo constante y miran de reojo el improvisado coloquio sin animarse a unirse a la charla, al fondo de esta popular corsetería del centro del Benidorm el candidato Ferrer intenta averiguar cuáles son las reivindicaciones del grupo de vecinos que se ha reunido para conversar por él. Son mayores y les preocupa la asistencia sanitaria y la falta de bancos para descansar cuando pasean. Eso es lo que han respondido cuando el número dos de la candidatura socialista les ha instado a que le expusieran sus problemas como si él fuera el alcalde, a quien les ha asegurado que trasladará sus quejas.

Hasta a casi medio centenar de foros de este tipo ha asistido el primer edil y alcaldable Agustín Navarro y parte de su equipo. Encuentros siempre reducidos (diez personas cada una de las cuales buscaba a otras diez, no militantes ni simpatizantes del PSOE) y casi siempre en casas, a semejanza de las reuniones de tupperware, como se les ha acabado bautizando.

Ladel doctor Ferrer es una de las últimas aunque quizá sea el miembro de la candidatura que menos las necesita. Medio Benidorm ha pasado por su consulta y del otro medio ha atendido a algún familiar. De hecho, algunas de las clientas de la corsetería se han acercado a saludarle, a informarle sobre la evolución de algún paciente o a agradecerle su atención, situaciones en las que el candidato Ferrer se ha manejado con idéntica naturalidad con que segundos antes, dentro de su faceta electoral, estaba explicando que lo importante no era que estuviera allí en ese momento sino que volviera a hacerlo tanto si los resultados del día 22 le eran favorables al PSOE como si no. "Y si ganamos y no hemos puesto los bancos, nos los reclaman", animó antes de que una improvisada azafata aportara a la charla unos refrescos ("es que a estas horas siempre tomamos algo", explica una de las asistentes) que terminaron por darle al encuentro un toque de aperitivo entre amigos.

De fuera pero con varias décadas de residencia en Benidorm, como una buena parte de los vecinos de esta ciudad, son los asistentes a la charla. Y todos dicen tener claro su voto, que no revelan. Pero eso no les impide agradecer la presencia de un candidato en esta pequeña tienda inundada de ropa interior. "Nadie ha venido a vernos hasta ahora y es muy agradable porque es bueno que los políticos sepan lo que pensamos", dice el único varón del grupo momentos antes de que el candidato Ferrer dé con concluida la charla y aproveche, ya que está allí, para comprarse unos calcetines.