Relleu sabía ayer a "coca facida", "coquetes a la paleta", con melva, y "pericana". Relleu olía a una deliciosa olleta, y ya en la tarde empezó a llenar su aire con el humo del asado de los "embotits" y las chuletas. No dejó siquiera fuera de los sentidos el gusto dulce y reconfortante de los buñuelos y el chocolate. Porque ayer Relleu recuperaba un año más una tradición que, pese a cumplir una década evoca toda una vida, la de todos los antepasados que por estas fechas se reunían en las masías para la matanza del cerdo, repartiéndose como buenos vecinos todas las partes del aprovechado porcino.

La recuperación de esta tradición la festeja desde entonces el pueblo en comunión entre la Comisión de Fiestas Mare de Deu del Miracle y el Ayuntamiento. La primera pone el trabajo y los aperitivos populares, y el segundo sufraga los cerdos y el coste de la olleta (que se elabora en cerca de diez perolos enormes en el garaje ubicado en los bajos de la casa consistorial). Tampoco faltan los jóvenes, la comisión de Fiestas de Agosto, que participa encargándose de la barra en la que se escancia la bebida; ni los músicos, desde la colla de dolçainers Els Valerios que arrancó la jornada con el volteo de campanas, a la banda de la Sociedad Musical Relleuense, que amenizó la tarde hasta entrar la noche. Todos a una dieron lo mejor de sí para dejar satisfechos a los suyos y a los de fuera al tiempo que gozaron de la diversión de un acto de reencuentros. La espectacularidad del mismo hace que la matanza del cerdo de Relleu se convierta en un acto de peregrinaje tanto para los hijos del pueblo que viven en otros lugares, como ocurre en sus fiestas patronales de septiembre, y para turistas extranjeros fascinados por la España de Berlanga. Así, sólo en la jornada matinal pudieron verse llegar hasta cinco autobuses con visitantes de Benidorm, La Nucía y Jávea, aparte de los cientos de vecinos que subieron en sus vehículos particulares desde otras localidades de la costa de la Marina Baixa.

Una comisión muy completa

Quizá con mas relevancia que otros años se hizo notar ayer el dispar proceder y especialización profesional de los 48 miembros de la Comisión. Así, llamó la atención el curioso dispositivo puesto en la fuente del pueblo para hacer que el agua llegara directa a una moderna máquina de café. "Lo ha hecho el fontanero, porque dinero, poco, pero ideas, todas", dijo Santiago Llinares, presidente de la Comisión, a escasos metros de unos panes gigantescos. "Esos los he hecho yo", decía orgulloso mientras a su lado reía el tesorero, Juan Vicente, quien trabaja en una entidad bancaria y logró dar de sí un aparente escueto presupuesto de 1.000 euros. Tras ellos, las cocineras, que no cesaron de amasar hasta que los mozos llegaron con la olleta. Y ésta, perfecta para recuperar fuerzas a los pelotaris de la partida del carrer Major.

Hoy todos vuelven a la plaza a las doce. Pero esta vez para bendecir -y no comer- los animales.