Un gran contraste se dio anoche cita entre las maneras de disfrutar el espectáculo del Castell de l'Olla. Por un lado, cerca de 1.200 personas acudieron a la misma cena oficial que disfrutó la ministra de Cultura, Ángeles González, Sinde, y demás autoridades en la finca de Villa Gadea. Los comensales, sentados en sus numeradas mesas eran atendidos por los camareros mientras disfrutaban de jazz. Tan sólo separados por una valla los festeros seguidores de San Lorenzo bailaban al son de Alaska mientras saboreaban todo aquello que salía de la barbacoa. Más cercanos al mar, e incluso entre la pinada, muchos vecinos sentados en sillas que habían traído de sus casas, esperaban que el cielo se iluminara una vez más sobre ellos.

Al dirigir la vista hacia la bahía alteana, antes de que llegara la media noche, se podían avistar luces en el mar, pero no se trataba aún de los fuegos si no de los farolillos de las embarcaciones que blancos, verdes y rojos centelleaban en la oscuridad. Ellos también esperaban que todo se llenara de color. A las 23.48 horas se vieron recompensados, y es que, como si de Nochevieja se tratara, se produjeron doce disparos, uno por minuto, a modo de aviso antes de que llegaran las doce. Finalmente, ante un silencio expectante, 1.500 kilos de pólvora se transformaron en magia que durante 20 minutos encandilaron a todos. Según Ripoll, alcalde de la localidad, "la manera de disfrutar estos fuegos es diferente a otros" porque, como explicó el presidente de la Cofradía del Castell, "se disfruta de la cultura de la pólvora, pero también del arte de los pintores del cartel y del de los narradores en el pregón, por lo que se crea mucha expectación". Aunque hace dos años que por recortes presupuestarios el espectáculo dejó de ser piro-musical para convertirse únicamente en pirotécnico, al público no pareció importarle y disfrutó de la velada. "Todo salió rodado, no hubo ninguna incidencia" comentó la Policía Local. En cuanto al tráfico, la Guardia Civil destacó que "este año ha habido muchos menos problemas a la llegada, sin embargo, sí que se produjeron más atascos tras acabar los fuegos".