La cosa pintaba mal desde el comienzo. El clima político de Benidorm se hace cada vez más insostenible a medida que se acercan las próximas elecciones. El ambiente, enrarecido desde hace más de un año, genera una tensión tal que a pocos les extrañaría que antes de mayo la Policía Local no haya tenido que intervenir para poner paz o que de las palabras se pase a las manos.

El pleno de ayer ofreció un espectáculo circense poco edificante para los votantes de las formaciones políticas representadas en el Consistorio, aunque curiosamente Bañuls fue casi el único que se mantuvo al margen. Ya desde el principio la sesión se ensució con debates que poco tenían que ver con las mociones presentadas. La propuesta para nominar con el nombre de la diosa Tanit a un centro social, tan simple como eso, derivó en una disputa sobre la destrucción del patrimonio cultural y arqueológico de Benidorm a manos del PSOE que, durante el gobierno de Catalá Chana -ya ha llovido desde entonces- posibilitó que se pudiera edificar en el Tossal de La Cala, enterrando para siempre los ancestros de la ciudad.

Jóvenes para la foto

Antes de eso, un grupo de jóvenes de Nuevas Generaciones del PP accedieron al salón de plenos con unas camisetas con el eslogan "Tránsfugas dimisión". Buscaban la foto, aunque sólo estuvieran los empleados del gabinete de prensa para hacérsela. Su comportamiento fue correcto en todo momento e incluso ejemplar, como diría después la portavoz del gobierno Natalia Guijarro.

El lío empezó después, durante un receso para estudiar una enmienda del PP. En ese momento, un asesor de Bañuls comenzó a sacar fotografías del grupo de jóvenes, uno a uno, lo que fue interpretado como una provocación. El edil de Deportes, Juan Ramón Martínez, se acercó hasta ellos y les espetó un elocuente "ateneos a las consecuencias". Según explicó después el concejal, se refería a las consecuencias de salir al día siguiente en los medios de comunicación. Algunos de los chavales se sintieron amenazados y así lo expresaron. Otros no. Pero también terció la popular Gema Amor, la persona que había organizado la presencia de esos militantes, para exigir explicaciones al autor de las fotografías. A partir de ese momento, otro concejal popular insultó a Martínez con palabras como "payaso" o "gilipollas" y las descalificaciones se repitieron entre algunos de los que estaban presentes en la sala. El popular Saval también dijo que un cargo de confianza del gobierno le había amenazado al decirle "cuidado, no sea que te vaya a pasar algo".

El final del pleno

Mientras tanto, fuera del salón de plenos, la policía local recibía el aviso de acercarse "por si acaso". La sesión se reanudó, pero el tono fue cada vez más despectivo entre los grupos. Al final de la misma no faltaron los insultos entre unos y otros mientras abandonaban el recinto. Cada grupo se fue a sus dependencias y, por suerte, algunos no llegaron a oír las lindezas que les dedicaban porque entonces, seguro, hubieran llegado a las manos y la policía habría tenido motivos para intervenir.

Como era de esperar, los miembros de cada grupo culpaban después al adversario de ser quien inicia las hostilidades, y sólo reconocían que su error había sido caer en las provocaciones constantes del rival.

Y es que la declaración oficial de tránsfugas al gobierno local ha abierto la puerta para que la oposición se dirija así a los concejales ex socialistas. Éstos no lo consienten y a partir de ahí las interrupciones son contínuas. En defitiva, pierde el debate, pierde la política y pierden los vecinos que comprueban cómo sus representantes públicos ni se entienden ni quieren hacerlo.