Un ciudadano de Haití defendió a Tobías afirmando que "es tan haitiano como nosotros" cuando era increpado por un tumulto de gente mientras grababa Sueños de Haití, un trabajo que refleja de forma directa cuáles son las necesidades tras la catástrofe y da voz al pueblo haitiano.

Tras ver en los informativos la tragedia de una niña semisepultada cuya familia estaba enterrada bajo ella, y las escalofriantes declaraciones del bombero español que no había podido rescatarla, Miguel Ángel Tobías decidió que partía de inmediato hacia Haití. Cinco días más tarde se encontraba en el epicentro de la tragedia rodando lo que sería una crónica dura pero esperanzadora de la realidad del país caribeño. Ahora Sueños de Haití, producido por Acca Media, ha sido seleccionado para participar en la XXII edición del Festival de Cine de l'Alfàs del Pi.

¿Qué fue lo que te motivó a viajar hasta Haití y retratar la realidad que allí se vivía?

La tragedia me conmocionó como a todos, pero el detonante fue el imaginarme a aquella niña viva, sin comida, viviendo un auténtico horror sin que nadie fuera a acudir en su ayuda. En ese momento decidí que debía hacer algo. Por eso el documental lo he financiado yo mismo.

Haití estaba completamente derruido y su estancia allí podía resultar peligrosa. ¿ Cómo reuniste al equipo?

A un trabajo de este tipo no te puedes llevar a nadie por obligación. La gente a la que yo quería llevar respondió a la perfección a pesar de que nos marchábamos a un país en peores condiciones que en guerra.

Muchas de las noticias sobre la debacle cayeron en el sensacionalismo. ¿Lo ha hecho Sueños de Haití?

No, este es un documental blanco. Tenía claro que no iba a sacar cadáveres o imágenes cruentas. En el documental se respeta el honor, la dignidad y la intimidad de los haitianos.

En una país en esas condiciones tuvo que ser complicado desenvolverse.

Sabíamos que teníamos que ser autosuficientes. Yo mismo tuve que coserle la cabeza al subdirector del documental. Estuvimos tres semanas pero emocionalmente aún sigo allí.