Sobre las cuatro de la madrugada dejó de sonar la música en una noche en la que las marchas, tanto moras como cristianas, habían sido constantes. En los cuarteles no quedaba nadie y el silencio de la noche parecía apoderarse de La Vila Joiosa, pero lo hizo por poco tiempo. El toque de alarma y el incesante repicar de las campanas precedieron el sonido de los tambores. El bando cristiano tomó las calles, arcabuces en mano, para combatir al enemigo que avanzaba lenta pero inexorablemente hacia la playa Centro del municipio y que ya empezaba a aparecer por el horizonte.

Alarmados, los cristianos bajaron a la playa impregnando las calles de un ambiente bélico que les acompañó hasta la orilla, donde se situaba el campamento convertido en una maraña de fuego para esperar a las huestes del pirata Zallé Arráez, cuya llegada estaba prevista al amanecer.

Una vez allí, las tropas cristianas esperaron durante horas el inminente ataque del enemigo que pretendía asediar la localidad y hacerse con el ansiado castillo.

La llegada de las naves, portadoras de medias lunas en sus velas y los gritos de "¡Guerra, guerra!" y "¡Que arda el mar" alentaron al bando cristiano que, entre el relato de epopeyas que exaltaban a Santa Marta y a Villajoyosa, alimentaba sus ansias de batalla, para la que cada vez faltaba menos.

A ello también contribuyeron las marchas y los incesantes disparos que cargaron de valor y enaltecieron las aptitudes guerreras de los cristianos que se enfrentaron a las tropas islámicas de forma heroica. Aunque dispuestos a dar la vida por su patria y Villajoyosa, el furor de la batalla dio paso a una exaltación casi convertida en un ligero temor que llevó a las tropas cristianas a dejar su destino en manos de Santa Marta, a quien imploraban constantemente con gritos de alabanza para que frustrase el ataque musulmán, cada vez más cercano.

Las huestes de Zallé Arráez estaban a punto de desembarcar con la intención de asediar la fortaleza, pero los cristianos no estaban dispuestos a permitirlo y el rey no accedería a las condiciones de los piratas musulmanes.

Durante la "Espera de los héroes", entre los efectos especiales, esporádicamente podían vislumbrarse algunas embarcaciones en un ambiente brumoso entre el humo de pólvora y la escasa visibilidad de la noche que parecía no querer dar paso al día.

El emisario del rey moro fue el primero en aparecer. Tras escucharle, el rey cristiano declinó la rendición como opción y se decantó por la guerra que avivó el furor de la batalla entre ambos bandos. Con las primeras luces del alba, los moros desembarcaron lanzándose desde las naves al agua en busca del enemigo cristiano con el que combatieron en un intento de hacerse con lo que no era suyo. Una embarcación en llamas parecía presagiar el destino del bando moro que, aunque llegaron a hacerse con el castillo, con la reconquista cristiana fueron lanzados al mar, lo que ayer también se plasmó en un acto simbólico.

Más de diecisiete mil personas contemplaron con impaciencia "La espera de los héroes", que daría paso al gran momento de la noche, el Desembarco. Ante varias demostraciones de somnolencia, permanecieron en sus puestos hasta que los moros al fin desembarcaron y, con las primeras luces de la mañana, comenzaron a lanzarse al agua.

El cansancio de los festeros tras el día más cargado de actos de todas las fiestas patronales y tras cuatro días de fiesta ininterrumpida se hizo patente por momentos, y algunos acabaron relajándose en el agua mientras esperaban a las tropas musulmanas.

Una nave en llamas artificiales hizo temer lo peor a los asistentes, ya que muchos de ellos se preocuparon ante la escasa visibilidad, al no saber si realmente estaba ardiendo. Cuando fue evidente que formaba parte del espectáculo y que no había nada que temer, los presentes siguieron contemplando relajadamente la llegada de los moros, que estaban a punto de desembarcar.

Los vileros conmemoraron así el ataque berberisco acaecido en 1538 en las costas de La Vila Joiosa, en una representación que les dio el reconocimiento de Fiestas de Interés Internacional en 2003, por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Para llevar a cabo esta representación, tanto la organización, la dotación de seguridad y las compañías, con sus correspondientes comisiones de trabajo, realizaron una labor elogiable para entretener a las casi veinte mil personas que asistieron a la playa a contemplar una aproximación a lo que en ella ocurrió hace cinco siglos.

En el espectáculo las once compañías cristianas representaron la defensa de la ciudad ante el inminente ataque musulmán, representado por sus once compañías correspondientes.

Seis mil kilogramos de pólvora, quinientos para arcabuces y cinco mil quinientos para efectos especiales, se dispararon en la playa en un combate figurado para el que se desplegó un equipo especializado de salvamento, con pilotos de la Guardia Civil del mar, Policía Local, Protección Civil, DYA y tres empresas privadas de buceo, repartidos todos ellos en seis de las cuarenta embarcaciones que participaron en el acto entre compañías, organización y efectos especiales.

Este año, como novedad, todos los efectos especiales han sido aéreos. Para esta ocasión se ha creado una nueva composición que desde el año pasado se consideró más vistosa. Como todos los años, el Desembarco se produjo al amanecer, que es cuando figura en los documentos que tuvo lugar. Igualmente, aunque hubiese ocurrido por la tarde, se haría por la mañana, pues ya se intentó hacer un año por la tarde, y hubo de suspenderse porque la conflictividad del oleaje de la tarde entorpecía el acto.

Esta conmemoración rememora el día de Santa Marta, considerado desde 1538, ya que se cree que, ante las súplicas de los vecinos que bajaron a la playa a defender la fortaleza, ella fue la encargada de frustrar el ataque de las tropas musulmanas, una de tantas que durante esa época acostumbraban a asediar ciudades costeras y que causaron el pánico en la provincia. El ataque a este municipio fue crucial a la hora de asignar a Villajoyosa una fortificación inquebrantable que, a día de hoy, aún perdura y que es un elemento más que dota a la celebración de un ambiente épico durante la bajada de las tropas cristianas a la playa.

PROGRAMA PARA HOY

Las fiestas dan paso a los actos religiosos

Los actos festivos de los moros y cristianos dan paso hoy a los actos religiosos en la festividad de Santa Marta, patrona de Villajoyosa. Así, a las doce del mediodía tendrá lugar la misa solemne en honor a Santa Marta en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, a la que asistirán miembros de la Asociación Santa Marta, cargos festeros y autoridades municipales. A las ocho de la tarde se celebrará la procesión en honor a la patrona que recorrerá las calles del centro histórico de la ciudad con asistencia de cargos festeros y autoridades y al filo de la una de la madrugada se disparará un castillo de fuegos artificiales en la playa Centro.