Santa Pola exige a la Dirección General de Puertos que se permita la rehabilitación de los puestos de pescado que hay junto al puerto pesquero, ya que se trata de una de las actividades más típicas de la villa marinera que registra gran afluencia de compradores, a pesar de que cada año presenta una peor imagen, con una venta en casetas anticuadas, apenas ventilación, inaccesibles y anti estéticas. La corporación municipal ha aprobado por unanimidad esta semana y en el primer pleno ordinario tras el estado de alarma una declaración institucional por la que solicitan a Puertos que se mantenga la ubicación actual de la venta de pescado fresco, ya que a nivel municipal alegan que es el lugar en el que tradicionalmente se ha ejercido. Solicitan la concesión administrativa para que el Ayuntamiento pueda asumir el mantenimiento de estos espacios, que desde hace años tienen aspecto ruinoso.Insisten que en caso de que no se pueda conceder la concesión al menos se les pueda dotar con una nueva autorización administrativa de cinco años como mínimo para explotar estos locales del puerto, ya que con ello podrían rehabilitarlos y poner a punto todas las infraestructuras que se han venido reclamando parte de los pescaderos.
Desde el Consistorio indican que esta es una actividad que genera muchos puestos de trabajo en Santa Pola de manera directa e indirecta y que, por tanto, «tiene gran peso en la economía local». Por ello a nivel municipal han remitido una memoria valorada a la Dirección General de la Salud Pública en Elche porque entienden que el mantenimiento de la actividad evitaría la desaparición de puestos de trabajo, como podrían ser los autónomos y sociedades que los gestionan y el personal contratado para colaborar en la venta o transportistas.
Intentos fallidos
Los intentos de arreglo de estos espacios vienen de lejos. En la etapa de Miguel Zaragoza, previo a 2015, ya se trazó un proyecto para remodernizarlos pero finalmente no se puso en práctica. En 2018 el cuatripartito, liderado por la ahora diputada nacional Yolanda Seva, presentó un proyecto por valor de más de 400.000 euros de mejora de estos puestos que concurría a unas ayudas europeas pero se desestimó el crédito para esta iniciativa que fue a parar a proyectos de la Cofradía de Pescadores, ya que la falta de concesión también dificulta que el Ayuntamiento tome las riendas, ya que no es el ente que explota el servicio, si no los arrieros.
