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Un mar de dudas para el baño

Personas con diversidad funcional y sus familiares temen que este verano tengan dificultades para bañarse en las playas de Santa Pola, ya que el personal de los puntos accesibles no les asistirá en el agua, como otros veranos, para evitar el contacto

Trabajadores de Cruz Roja, el sábado, con usuarios del punto accesible de Santa Pola. sergio ferrández

Las playas de la provincia de Alicante ya han abierto al baño, aunque todavía falta por concretar en algunos municipios de qué manera estarán operativos los puntos accesibles. Las personas con diversidad funcional y sus familiares tienen un mar de dudas sobre cómo podrán afrontar esta temporada estival en estos espacios adaptados en la «nueva normalidad», ya que estarán condicionados por medidas de higiene y distancia de seguridad.

Santa Pola es uno de los pocos municipios del litoral que ya ha puesto en marcha sus dos puntos adaptados, tanto en Playa de Levante como Gran Playa. Los usuarios podrán acceder mediante cita previa y se suspenden las típicas excursiones de asociaciones a estos espacios para evitar aglomeraciones, ya que los aforos estarán reducidos.

Los aseos accesibles sí que funcionarán mientras que uno de los aspectos más controvertidos está siendo el baño asistido. Esta temporada Cruz Roja, encargada del servicio en la villa marinera, sólo hará préstamo de sillas anfibias por lo que los acompañantes de los usuarios serán quiénes se encarguen de moverlos de la silla de ruedas a estos vehículos acuáticos, así como desplazarlos hasta el agua, donde tendrán 50 minutos estipulados para el baño (prácticamente el doble de tiempo que otros veranos ya que el número de usuarios será menor). Esta medida dificultará que las personas con movilidad reducida puedan entrar al agua. Hay casos de usuarios autónomos que hasta ahora iban solos al punto accesible y los que van acompañados de sus familiares suelen ser personas mayores que no están preparadas físicamente para este esfuerzo.

«Nada más ver la playa va a querer bañarse, le gusta mucho el agua y no quería acercarme porque sería peor para él». Angelita Martínez tiene una difícil papeleta este verano. Su hijo, José Ramón, sufre parálisis cerebral y va en silla de ruedas. Desde hace dos años esta octogenaria contrata por horas a una asistente para que lo lleve al punto accesible ya que ella tiene dificultades y precisa de andador.

El personal de estos puntos habilitados siempre lo había asistido para bañarlo y sacarlo pero el protocolo que tienen de riesgos laborales en base a la epidemia no lo permitirá este año ya que el contacto entre personal y usuarios estará limitado, «aunque las medidas podrían relajarse según avance la emergencia porque no sabemos si habrá rebrotes o no», indica Jorge Díez, edil de Playas.

Con ello, Angelita entiende que será inviable a nivel económico costearse otro asistente para que entre ambos puedan acercarlo al mar, y señala que los ayudantes que conoce «no tienen el cursillo para bañar en el agua, mientras que los socorristas sí». Mari Carmen González también tiene dudas sobre cómo podrá bañarse su hija. Estos primeros días ha acudido al punto accesible para preguntar directamente al personal porque ha realizado varias llamadas y no podía pedir cita previa. Indica que por ahora no hay mucho problema porque hay parcelas libres y pueden instalarse sin la reserva, pero teme que ese sistema telefónico falle cuando aumente la afluencia y no puedan acudir.

Escasa flexibilidad

Este bajo índice de usuarios puede deberse a la falta de movilidad entre comunidades que había hasta ayer, cuando terminó el estado de alarma, aunque hay visitantes de otras regiones que se replanteen su estancia si no encuentran flexibilidad. Podría ser el caso de Eleuteria Serrano y Rafael Carretero, un matrimonio de Toledo que tiene su segunda casa en Santa Pola y desde hace años son asiduos al punto accesible. Debido a una enfermedad degenerativa ella ha perdido gran parte de la movilidad y para pasar de su silla a la anfibia precisaría de la grúa que hay en el punto. Desde Playas apuntan que la idea es que este elemento esté operativo aunque dependerá del criterio de Cruz Roja en cada circunstancia. «Teníamos pensado ir el jueves y ver como está el tema, incluso podría llevarla yo solo al agua y si me ayuda alguien no habría problema, por lo que me gustaría hablar con el ayuntamiento para que faciliten colaboradores» apunta Rafael, que dependiendo de las soluciones que les den pasará más o menos tiempo en la localidad.

Desde la Confederación Española de personas con Discapacidad (Cocemfe) apuntan que varios ayuntamientos de la provincia no han clarificado con demasiado detalle cómo serán los puntos accesibles. En los de Benidorm estaba previsto que a partir de ayer empezase el sistema de cita previa; El Campello pensaba comenzar también en la misma jornada y en Alicante hasta este fin de semana no había servicio.

En Elche tendrán que esperar hasta que el Consistorio adjudique el contrato de socorrismo. «Sabemos que el baño es complicado pero también queremos que se pongan las medidas para que espacios como los aseos estén en condiciones para el cambio de pañales, por ejemplo, pero no tenemos nada claro y mira las fechas en las que estamos...», sostiene Miguel Ángel Consuegra, miembro de la directiva de Cocemfe.

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