El Cristo de Difuntos y Ánimas, talla del reconocido escultor Mariano Benlliure, no ha podido salir a la calle, pero su imagen sí ha estado presente en la torre campanario de Belén mientras sonaban los tradicionales motetes del cortejo, interpretados por el coro Voces Graves de Crevillent. La familia crevillentina que está repasando sobre el templo eclesial toda la celebración de la Semana Santa crevillentina, hizo lo propio ayer. Y la Hermandad del Santísimo Cristo de Difuntos y Ánimas colaboró en la ambientación.

Varios hermanos del Cristo, algunos incluso con sus hábitos procesionales, encendieron en sus casas sus incensiarios e hicieron sonar desde sus balcones las peculiares campanas de madera que acompañan una procesión del silencio que lograba, por petición popular a través de las redes, que el Ayuntamiento apagara las luces de calles del centro como si de un Martes Santo normal se tratara.

El párroco de la Santísima Trinidad, don Carmelo, dirigía una oración por megafonía invitando a rezar a los crevillentinos por todos los difuntos de Crevillent y por las víctimas y afectados por la pandemia de coronavirus.

Hoy seguirá la Semana Santa crevillentina sobre el campanario de Belén. Esta noche, acordes de pasión y proyección de los pasos que procesionaban a partir de las nueve de la noche.