Santa Pola tiene entre uno de sus grandes retos dar a conocer el patrimonio arqueológico de la villa marinera, que en 2020 sigue siendo desconocido para una buena parte de la población. Es por ello que desde el Museo del Mar han impulsado durante la primera quincena de febrero un taller de lavado de piezas arqueológicas para que los propios vecinos descubran de una forma cercana y práctica cuál es el potencial que hay en los yacimientos de la localidad, como el Portus. Este enclave se está preparando a través de los fondos Feder para que se musealice y pueda ser visitable, ya que hasta la fecha ha permanecido vallado y sólo se ha abierto en momentos puntuales con guías municipales que han enseñado el potencial que tiene e incluso han mostrado a los visitantes cómo han trabajado en los últimos tiempos un equipo de arqueólogos para ponerlo en valor.

Desde el Museo del Mar indican que el único objetivo con este tipo de talleres es lograr que los propios vecinos descubran la riqueza que tienen a su alrededor, empaticen y sientan suyo el patrimonio, y que por tanto es una actividad paralela a los objetivos del Feder. Por ello, durante dos semanas han organizado por las tardes esta jornada en la que han participado grupos reducidos de unas cuatro o cinco personas. En las propias dependencias del museo el personal ha enseñado a los usuarios qué tipo de materiales tenían entre manos, ya que podían verse tinajas y otros elementos que se han hallado en los últimos tiempos y que están por inventariar. Esta actividad, además, incentiva que los santapoleros sientan cercanía con el museo y con el patrimonio en general. Para este fin, incluso, se creó recientemente la asociación «Amigos de los Museos y del Patrimonio» en Santa Pola, que pretende ir de la mano del ente local para mejorar la difusión y la financiación para salvaguardar los recursos históricos.

Paralelamente a estos talleres, también se está desarrollando una nueva campaña de excavaciones en el Portuspara culminar la que se inició antes de Navidad y que se vio empañada con el temporal que azotó a la provincia. Ahora que se ha retomado, voluntarios estudiantes de la rama de arqueología de la Universidad de Alicante están recuperando, bajo la guía del arqueólogo Juan Francisco Álvarez, lo que entre el siglo cuarto y sexto después de Cristo fue, al parecer, un edificio público de gran prestancia. Para ello han tenido que actuar para conocer qué hay debajo de las capas más superficiales, ya que se ha detectado que su último uso fue como almacén de ánforas y basurero, así como lugar de carga y descarga para barcos.