La artista María Teresa Durá Sepulcre podía esperárselo todo menos que los Reyes de España puedan tener entre su colección una de sus obras sobre el Puerto de Santa Pola. Esos, al menos, son los planes del Ayuntamiento, ya que recientemente han señalado desde la Administración local que tanto el concejal de Turismo como la alcaldesa, Loreto Serrano, están intentando gestionar una audiencia con la Casa Real en la próxima edición de FiturEl objetivo es obsequiarles con esta pintura para que el sello de Santa Pola viaje fuera de la localidad, teniendo en cuenta que la obra representa a la perfección la tradición pesquera a través de varias embarcaciones que se encuentran amarradas, el mar y la cofradía al fondo del puerto, que es uno de los más reconocidos de la Comunidad Valenciana. El cuadro se elaboró el pasado mes de noviembre durante el primer certamen de pintura rápidaque organizó la cafetería Choco?te Dalua de Santa Pola, que decidió donar la obra al Consistorio por haber apostado por el certamen al darle difusión. Aunque esta pintura se llevó el tercer premio, será la candidata a viajar a Madrid por mantener un mayor simbolismo de la tradición local.

La artista, María Dura, sigue impresionada y halagada tras enterarse de que su obra ha sido tan reconocida a nivel local y desconoce qué podrá suponer en su carrera profesional, «porque es la primera vez que me ocurre algo así, es un honor, una satisfacción y un punto en el currículum seguro». Señala que el proceso creativo partió de una foto del puerto, ya que una de las bases del certamen era que los participantes trabajasen sobre el caballete en el entorno de la plaza de la Glorieta, junto al Castillo Fortaleza, para fomentar el arte en el centro. En cuanto a la técnica, durante cinco horas empleó toda la cantidad de materiales posibles. Empezando con dibujo, luego añadiendo un «collage» pegando recortes de revistas. Por encima iba una capa de spray así como acrílico y óleo, que dieron finalmente como resultado un vivo puerto de Santa Pola.

La artista vive en Elche pero al igual que les ocurre a muchos ilicitanos, sienten una vinculación con la villa marinera, en este caso por las playas, que le apasionan. Además, tiene un instinto viajero bastante desarrollado ya que en 2011 se compró una caravana y desde entonces se dedica a viajar durante largas temporadas por varios puntos del país en busca de paisajes que la inspiren para plasmarlos en cuadros. Aprovecha las innumerables horas en carretera para participar en certámenes de pintura aunque ahora está preparando una exposición en Elche sobre el palmeral ilicitano.