Hay cosas que, por muchas vueltas que les des, han sido, son y serán incomprensibles. El caso, sin duda, es de juzgado de guardia. Tres gatos han quedado encerrados en una vivienda de la calle Argentina de Santa Pola tras un desahucio. Y nadie se hace responsable de sus vidas. Dentro de poco cumplirán un mes en el desamparo y una concatenación de catastróficas desdichas hacen de la situación un esperpento de final incierto.

De momento, «hay al menos uno con vida, ya que se le escucha maullar», cuenta emocionada Rosa Rodríguez, responsable de la Protectora de Animales de Santa Pola. «No sabemos cómo están», apunta. El miar de los felinos es débil y desesperado. «Están pidiendo socorro, pero nadie nos hace caso. Hemos ido a la Policía Local, que nos envía a los Bomberos. Estos nos dicen que ellos no pueden entrar sin la policía, que acudamos a Sanidad. En el Ayuntamiento dicen no tener competencias, como la Guardia Civil. Nuestra abogada asegura que no somos parte en el desahucio y que no podemos hacer nada. Hemos contactado con Servihabitat,de la Caixa, donde el viernes nos dijeron que acudirían con la llave, pero tampoco nos han llamado», explica Rodríguez, que añade: «Como no sabíamos dónde acudir, hemos pensado en INFORMACIÓN para denunciar lo que está sucediendo. Solo pedimos que se nos deje recogerlos y socorrerlos. Son seres vivos, no unos muebles».

La sociedad protectora entiende que «ante cualquier caso de desahucio debería haber un protocolo establecido para con los animales que viven en las casas. Antes de cerrar una vivienda deberían comprobar que no quedan animales dentro».

Olvido

La comisión judicial que practicó el desahucio no se percató, o al menos «eso queremos pensar». La mujer «se olvidó de sus gatos y se acordó unos días después, cuando ya estaba el candado puesto y no podía entrar». Desde la entidad bancaria «nos han dicho que todo está en manos de juez y que trasladarán el caso a su gabinete jurídico. Pero dudamos que el juez sepa que dentro de la casa hay tres gatos encerrados».

Ayer por la tarde este diario pudo comprobar que se escuchaban maullidos que procedían del interior de la vivienda. «Si llevan casi un mes sin poder salir lo normal es que estuvieran muertos, sin agua ni alimento, pero igual pueden salir a la calle por algún sitio... No lo sabemos», apunta la responsable de la Protectora. Lo que está claro es que «son gatos domésticos que hay que sacarlos de esta vivienda y que debemos hacerlo cuanto antes».

Ante la desesperación y la impotencia que provocan unos trámites burocráticos que parecen no llevar a ningún sitio, Rosa Rodríguez ya no sabe a quién acudir. «Recientemente participamos en un desahucio con animales y todo se desarrolló de forma correcta. Nos avisaron y los recogimos. Lo que no puede ser es que no haya un protocolo establecido para estos casos y que podamos estar ante situaciones tan graves como las de este caso».