Santa Pola se prepara estos días para la tradicional representación de la Venida de la Virgen de Loreto, patrona de la villa marinera, que se celebrará hoy a partir de las 20 horas en el puerto. Mientras, desde la asociación de la Venida de la Virgen así como otros colectivos han organizado una programación homenajeando a la protectora de los aviadores como ayer con la cridà o este pasado fin de semana, cuando se ofreció una conferencia del doctor italiano Valeriano Venneri, consultor, crítico y articulista de arte que abordó la historia de la Virgen y ciertas curiosidades sobre cómo se ha representado en las diferentes expresiones artísticas con el paso de los siglos. El crítico explicó durante su ponencia en el Baluarte del Duque los diferentes traslados de la virgen desde Nazaret en 1291 hasta Croacia, donde los fieles no la veneraron mucho, por lo que terminó en Loreto, un municipio italiano a unos 300 kilómetros de Roma. En la provincia de Ancona se construyó una basílica que es la de la Sacra Casa y los pintores empezaron a desarrollar una imagen de la virgen. En cuanto a la iconografía inicial que se toma de referencia es la coronación y asunción hasta llegar al principio del año 1600, cuando el reconocido pintor Caravaggio recibe el encargo de pintar a la patrona, idealizándola y humanizándola con un culto devocional.

Otros artistas también la encarnaron al óleo como el renacentista Rafael Sanzio, pero esta vez dándole una imagen muy maternal, teniendo en cuenta que el artista se quedó huérfano y mostraba en sus pinturas la esencia de la protección de su madre, según explicó Venneri, que abordó además cómo se ha transmitido la imagen de la virgen hasta el siglo XIX. Al margen del hilo artístico, el experto también reseñó que tanto en Italia como en Santa Pola fue hallada la imagen con cierto misterio, que se ha convertido en leyenda. En la actualidad hay una gran devoción a la patrona, ya que incluso muchas vecinas de la villa marinera se llaman como la patrona, que según cuentan algunos vecinos empezó a tener calado en el pasado en la villa marinera porque se encomendaban a ella para parar las epidemias.