El mítico chiringuito Peña Grande de Santa Pola tendrá que demolerse para recuperar el espacio del paseo que había en 1983 cuando se levantó. Esta es la solución que le ha vuelto a dar Costas en los últimos días al nuevo equipo de gobierno del PP, que no cerraba la posibilidad de que este enclave pudiese reutilizarse. Así las cosas, tendrá que cumplirse el texto del pliego de la década de las ochenta en el que se detallaba que esta instalación tendrá que desaparecer para que los viandantes ganen espacio. La fecha del derribo no ha trascendido, ya que desde el gobierno local alegan que tienen que contar con disponibilidad ec0nómica en las cuentas para esta actuación, ya que antes tienen que hacer frente a ciertos conflictos como el arreglo de la multitud de daños causados en la villa marinera a causa de las últimas riadas.

Lo cierto es que el verano ya ha pasado y se cumple casi un año y medio desde que la familia que gestionaba el chiringuito tuvo que abandonar las instalaciones. Desde entonces hasta la fecha el inmueble sólo ha servido para acumular suciedad, con restos de mobiliario, cajas de cartón y hojas que se han ido acumulando ya que las ventanas no están totalmente precintadas y cualquiera puede observar el deplorable estado en el que se encuentra aquello que en su día fue un icono para la villa marinera. Ya el cuatripartito (PSOE, Izquierda Unida, Compromís y Podemos) se comprometió a adecuar este espacio de 79 metros para darle el uso de almacén municipal o que incluso sirviera como apoyo logístico para los socorristas durante el verano, además de abrir los baños al público. Ninguna de estas medidas se tomó finalmente porque en su momento señalaban desde el Consistorio que el edificio incumplía la normativa de accesibilidad y resultaba innecesario utilizar parte del edificio como baños públicos cuando sólo a unos metros se enclava un chiringuito desmontable que se levantó en el verano de 2018, apenas dos meses después de que se desmantelara el inmueble. Este nuevo quiosco entraba en los nuevos lotes que licitó el Ayuntamiento y además tiene un permiso para estar en activo durante todo el año, por lo que ahora conviven dos instalaciones sobre la plaza frente a la playa, uno en activo y el otro cada día más degradado.

Críticas

La mayoría de residentes y turistas que pasan por la plaza junto a la Avenida González Vicén señalan que este inmueble genera una imagen negativa para el municipio. Vicente Guillén, vecino, lamenta que «desde que se ha cerrado la zona está muerta». Otros, sin embargo, apuntan a un foco de insalubridad en este espacio que no ha recibido ningún cuidado desde su cierre, ya que el edificio está cubierto por vallas que no hacen ninguna función aparente de seguridad. Los vecinos más mayores echan de menos este chiringuito porque «iluminaba el paseo por las noches, y era un lugar simbólico de Santa Pola», señalan. Desde el resto de grupos de la corporación también apuntan que debería buscarse una salida, aunque hasta la fecha no ha existido un debate formal en el Consistorio. Desde el PSOE y Compromís reiteran que Costas debería demoler toda la zona y dejarla a nivel de paseo para que no sea una barrera visual y además sea totalmente accesible. Desde Compromís van más allá ya que entienden que hay paseos en alto que también son una barrera como el de la plaza Fernández Ordóñez. Desde Vox lamentan la situación porque «merma el turismo» y culpabilizan al anterior gobierno por «no haber peleado para que la concesión se hubiese renovado» y desde este grupo municipal confían en que pueda retomarse el estudio de la zona «para dar solución al solar sin sentido».

En Ciudadanos entienden que el edificio ha aguantado demasiado tiempo en el paseo generando una mala imagen y que para el próximo verano debería desaparecer cuando llegue la máxima afluencia turística, «porque está afectado por Costas y tiene que derribarse por ley para que la primera línea esté lo más arreglada posible». El PP critica la gestión del anterior gobierno y reconoce que preferiría que se hubiera presentado un proyecto para mantener este quiosco de obra fijo, al que se le vencieron las cinco prórrogas de la concesión, en lugar de colocar otro chiringuito de madera desmontable a unos metros.