Un repaso a todo el patrimonio naval que ha tenido la villa marinera y el mundo entero. Muchos jóvenes quizás nunca han conocido las artes en alta mar de las que les hablaban sus padres o abuelos,y para poder revivir cómo los pescadores faenaban, Santa Pola acoge hasta el próximo 31 de octubre una exposición de más de treinta maquetas de barcos de diferentes épocas, que explican la trayectoria que ha seguido la villa marinera así como otras localidades costeras, de la misma forma que también se aborda el sentido militar de algunos barcos.

Esta muestra surge del constante trabajo que desempeña la asociación de modelismo naval Villa de Santa Pola, que desde hace veinte años se dedica a confeccionar estas representaciones a escala, la mayoría en madera, que no sólo necesitan de mucho tiempo y paciencia, si no de un conocimiento amplio sobre cómo eran los barcos reales para poder divulgar desde una sala con pocos metros cuadrados cierta evolución de las embarcaciones. Así las cosas, haciendo un recorrido por la sala, que está instalada en el club de convivencia la Sénia, pueden apreciarse varios llaudes de principios de siglo XX que muestran diferentes tipos de vela, el único instrumento que hacía mover el barco según el rumbo del viento antes de que llegase el motor. También hay pesqueros tradicionales de Santa Pola y otros municipios, así como la típica barcaza que se empleaba en las salinas para recoger la sal. Del mismo modo, se muestran desde remolcadores en altura hasta el típico barco que servía de práctico de puertos para transportar personas o las goletas de EE.UU. que se empleaban para combatir el tráfico de esclavos.

Los detalles se llevan al extremo, ya que algunas maquetas están diseñadas desde cero a través de los planos reales de algunos barcos, y otros se han ido formando con la compra de material en tiendas especializadas. Lo cierto es que el ingenio apunta muy alto, ya que se utilizan desde telas viejas hasta la rueda de un mechero para confeccionar pequeñas piezas que le dan sentido a la embarcación. Aunque esta afición llega a todos los públicos, en el colectivo el grueso de los socios supera los cincuenta años y algunos ya están jubilados, por lo que los jóvenes no suelen acceder a este tipo de entretenimiento al requerirse muchas horas para que el resultado sea el deseado.

Aún y así, desde la asociación de modelismo están abiertos a cualquier persona que quiera aprender, ya que hace dos años iniciaron de forma más continuada unos talleres gratuitos para que sepan qué pasos deben seguir a la hora de darle forma a la maqueta, «y también se les enseña cómo pescaban en la época, por qué unas luces de navegación son rojas y otras verdes o qué maniobras hacen los pesqueros», indica Paco González Manarel, uno de los miembros fundadores que se dedica a la mecánica naval y tiene un bagaje de la pesca gracias a su entorno, ya que siempre ha ido en barco con sus padres, e incluso realizó una maqueta como homenaje a la primera embarcación familiar.

Como retos, desde el colectivo están negociando con el Ayuntamiento que se habilite en un futuro una sala del Museo del Mar para albergar maquetas que sirvan como divulgación local, ya que también tienen en mente recopilar información sobre fragatas como la que se empleó en 1812 para transportar a diputados desde Santa Pola hacia las Cortes de Cádiz.