P¿Cuál es la pieza musical de su vida?
R Al menos la que nunca olvidaré es Lago de Como. Siempre he tenido preferencia por esta, y la toco siempre el día de Reyes, me la piden en casa y se me ha quedado grabada en la memoria cuando la empecé siendo una niña.
P ¿Cómo se siente a unos días del homenaje?
R Muy contenta de que reconozcan mi trabajo, que no ha sido como tal porque lo he hecho con mucho gusto. De momento estoy muy tranquila, no se lo que prepararán pero será algo bonito para que el pueblo disfrute de una gran gala. La coral siempre que ha hecho las cosas las ha hecho muy bien.
P ¿Esperaba el reconocimiento?
R Me lo figuraba porque son muchos años allí y todos me decían que tenían que dedicarme algo. Ya me hicieron en el coro joven un homenaje en 2016 porque lo estuve dirigiendo unos nueve años. Sin embargo aquel coro ya no se mantiene, eran todos estudiantes y empezó cada uno con su carrera y terminó deshaciéndose...mientras que alguno se quedó en la coral.
P Fue usted la base que necesitaban aquellos jóvenes
R En la coral crevillentina entré con 17 años, recién terminada la carrera de profesora de piano hasta los setenta y nueve que me retiré el año pasado. He visto muchas generaciones que todavía están y los que no están, que son bastantes. Conmigo estuvieron las hermanas García, Pepa y Maria, que empezaron en el coro infantil que teníamos en la academia, y han pasado muchos que siguieron en el conservatorio y se han hecho profesores de piano. Hay muchísimos casados que les dí clases y a los hijos también, con eso me quedo muy satisfecha porque se que la gente me quiere mucho. Tengo mucha satisfacción de ver lo que he podido hacer porque he dado todo lo que sabia y lo he exteriorizado con ellos.
P Y el piano es la clave del aprendizaje
R Los ensayos se hacen todo a piano y para aprender por voces tienes que estar dando la tecla para que la gente lo asimilase porque la mayoría no saben música y hay que meterlo en cucharita, por lo que el piano hace todo ese trabajo, hace mucha falta y es imprescindible para aprender las cosas.
P¿Qué época destacaría con la coral?
R Me han gustado todas porque lo que ensayaba lo disfrutaba. Podría reseñar la época de las zarzuelas cuando tocaba con la orquesta, y luego empezaron con las óperas y ya tocaba la orquesta solo. Hemos viajado mucho para acudir a demostraciones sindicales, muchos concursos dentro y fuera de España, aunque de unos años a ahora no tanto, y los hemos pasado de maravilla. Siempre me sentí muy bien acogida, me han querido, apreciado y respetado todos, y eso es lo que me queda.
P ¿Echará de menos tanta actividad?
RA mi edad ya no. Fui yo la que decidí jubilarme porque me resultaban pesados los ensayos. No me gustaría decir que soy un caso excepcional pero de mi edad no recuerdo a ninguna pianista en Crevillent (se ríe). Ahora ya no tengo la presión del ensayo y me dedico más a leer por las tardes y de vez en cuando toco el piano en casa.
P ¿Nota que los jóvenes han perdido ese afán por mantener el espíritu coral?
R No veo a la gente con esa ilusión, la veo más apagada. Hay otras cosas o les gusta otra clase de música.
P Tiene cinco hijos y doce nietos, ¿alguno sigue sus pasos?
R A ninguno de mis nietos les he dado clases, les gusta la música de ahora, pero también la buena... hay alguna que es de calidad, pero otra no sabes ni lo que es, sólo hacen ruido, pero es lo que a la gente le gusta. Luego mi hija estudió hasta cuarto de piano y todo el solfeo hecho, pero después estudió enfermería, que le convencía más. Al resto de mis hijos les gusta la música pero aprender no han aprendido, aunque no tengo ninguna espina y no me preocupa porque tienen buenos trabajos.
