Joaquín Ferrández iba caminando hace unos días por la playa de La Gola de Santa Pola cuando advirtió algo que se movía en la arena, muy cerca del agua. Se trataba de una tortuga enredada en una malla pesquera, de la cual no podía salir y que, de no ser ayudada, a buen seguro hubiera muerto sin remedio.

Joaquín asegura que en ese momento la playa estaba casi desierta, salvo el pescador y él, y posiblemente el animal hubiera perecido.

Su contribución a auxiliar este animal coincide con la campaña actual de sensibilización que existe sobre los plásticos y microplásticos que inundan nuestros océanos y mares y que nos afectan a todos.

Ferrández señala en este sentido que entre la playa del Tamarit y la de El Pinet se puede encontrar gran cantidad de basuras, algo que lamenta y que hace pensar cuántos animales habrán perecido por los residuos de los humanos.