Las playas de Santa Pola son unas de las mejores valoradas de la Costa Blanca y también de las que mejor acogen a un amplio ecosistema marino que, a veces, llega hasta la orilla para visitar a los bañistas después de un fuerte temporal, como el de los últimos días que dejó las playas en bandera roja. Esta especie se trata de la posidonia oceánica, una planta acuática endémica del Mediterráneo que cuando llega por montones al litoral no termina de ser bien recibida para algunos turistas que quieren darse un baño, y menos cuando las playas se masifican como en agosto y los visitantes tienen que sortear la arena, que se queda reducida en algunos tramos donde reposan estas especies por montones, y el baño se dificulta.

Esta es la situación que a lo largo del año se ha producido en varias ocasiones durante la temporada baja y que volvió a repetirse este pasado fin de semana, aunque esta vez tuvo más repercusión por tratarse de las semanas más concurridas. Para algunos bañistas esta imagen supone una falta de mantenimiento en el litoral, a pesar de que la presencia de estas plantas es indicativo de la buena calidad de las aguas. Sin embargo, desde el equipo de gobierno señalan que no es usual que tal cantidad de posidonia alcance el litoral en verano y aseguran que para evitar esta situación aumentarán la previsión de temporales para estar preparados de cara al fin de semana, cuando se esperan más visitantes. Ante este caso, desde el Consistorio desplegaron un protocolo especial para retirar los restos de posidonia, y apuntan desde la Concejalía de Playas que se ha retirado el grueso de esta especie, aunque, después de una tempestad, el mar remueve las plantas que se quedan en el agua y van alcanzando la orilla. También juega en contra el tiempo que se necesita para retirar la planta de la arena.

En el caso de los últimos días, el aviso de aumento de posidonia en la orilla se dio el jueves, pero es a partir de entonces cuando los servicios de limpieza de Urbaser empezaron a recoger los restos y deben esperar entre dos y tres días hasta que se seca la posidonia para poder transportarla al centro de cribado, en el varadero de Vatasa, donde se separa la planta de la arena.

Refuerzo

Hasta el domingo la mayoría de playas no empezaron a lucir su estado habitual, aunque todavía quedan montones por retirar que están apartados en las esquinas de las riberas, a la espera de que se sequen para que no ocupen tanto espacio en el cribado. Desde el ejecutivo señalan que esta limpieza supone un esfuerzo para la mercantil, ya que todavía no está preparado el nuevo pliego de limpieza que empezó a redactarse en el anterior mandato, (y al que se siguen haciendo aportaciones) por lo que Urbaser tuvo que realizar de madrugada un despliegue extra de personal y maquinaria, incluso alquilando camiones. El servicio de limpieza tuvo que hacer hasta 27 viajes desde las playas hasta la zona en la que se depositan. La mayoría de actuaciones fueron en La Ermita y en las calas de El Cuartel, por ser las más amplias, mientras que en otras como la cala dels Gossets se complica la retirada de esta planta porque la maquinaria no puede acceder y el plan del Pativel también extrema la protección de la vegetación, por lo que la posidonia no se puede retirar hasta que alcanza la arena.

Usos de la planta

En la actualidad, el único uso que tiene la posidonia una vez se retira de las playas de Santa Pola es para servir de cama para caballos y en centros de equitación. Está pendiente que pueda activarse el proyecto que diseñaron hace unos años científicos de la Universidad de Alicante adscritos al CIMAR para que la planta sirva para sellar vertederos de escombros, es decir, que haya un reaprovechamiento de esta especie que hace tanto bien al ecosistema. Sin embargo, antes tendrá que aprobarse la modificación de la normativa estatal para permitir que los vertederos puedan recubrirse con este material.

Al ejecutivo local le gustaría que se pusiera en práctica esta innovación y señalan que tienen sobre la mesa varios proyectos de empresas para aprovechar la posidonia «ya que no se puede acumular indefinidamente porque afecta y tiene impacto visual importante», señala Jorge Díez, edil de playas. En este sentido, plantean un cambio de ubicación del centro de acopio fuera del núcleo urbano, ya que está enclavado en Vatasa por autorización de Costa. Entienden que genera una mala imagen para Santa Pola desde primera línea de playa y se tendrán que evaluar si logísticamente es viable otro emplazamiento.