Santa Pola cuenta con uno de los puertos pesqueros más importantes de la Comunidad Valenciana. Sin embargo, uno de los puntos de venta del Peix más concurridos de la villa marinera se encuentra en claro estado de deterioro y en busca de soluciones desde hace años. Los puestos de pescado que hay justo detrás del Ayuntamiento, a escasos metros de la playa de Levante, llevan en pie desde 1986 y desde entonces apenas se han hecho arreglos a estas instalaciones, donde los arrieros venden infinidad de pescado fresco y recién traído de la lonja cada tarde hasta que cae la noche en unas condiciones incómodas. Apenas tienen ventilación dentro de los puestos y cada vez que quieren acceder al interior tienen que hacerlo a través de una puerta minúscula que los obliga a agacharse para poder entrar. Con el paso de los años los equipos de gobierno de diferentes colores políticos se han comprometido a reformar el enclave para dignificar las condiciones de trabajo de los arrieros y además, explotar el entorno como un reclamo turístico más, aunque nunca ha llegado esa inversión.

Lo cierto es que el problema parte de que el Ayuntamiento no tiene la concesión de estas instalaciones si no sólo una autorización de Puertos por la cual los arrieros pueden prestar servicio en este punto, por lo tanto la Administración local no puede licitar unas obras de remodelación de este sector ya que no es el ente que explota las instalaciones, si no que sólo hace de intermediario para recibir el canon de los puestos. Para revertir esta situación, la alcaldesa, Loreto Serrano, señala que ha pedido una reunión con representantes de Puertos para intentar que la concesión pueda tenerla el Ayuntamiento, ya que tienen interés en encontrar financiación para remodelar esta zona.

En este sentido, en 2018 el cuatripartito presentó un proyecto por valor de más de 400.000 euros de mejora de estos puestos que concurría a las ayudas europeas del Grupo de Acción Local Bahía de Santa Pola (GALP), ya que consideraban que era un proyecto que beneficiaría al interés general para revertir, además, un problema de salud pública por el estado deplorable en el que se encuentran los puestos, según indican desde el PSOE. Finalmente se desestimó el crédito para esta iniciativa en la pasada convocatoria de ayudas, que fueron a parar a los proyectos que tenía en mente la Cofradía de Pescadores para modernizar la Lonja. Al parecer, esta falta de concesión dificulta que el Ayuntamiento pueda tomar las riendas, ya que no es el ente que explota el servicio, si no los arrieros.

Cansados de esperar

El colectivo de vendedores ha perdido casi todas las esperanzas para que los puestos se actualicen a corto plazo a los nuevos tiempos, y también a las normativas sanitarias. A pesar de que han visto proyectos encima de la mesa en la última década, temen que tarde más años en llegar, aunque mantendrán reuniones con el nuevo equipo de gobierno. En cuanto a demandas, les gustaría que el enclave tuviese más protagonismo, ya que denuncian que el barco museo les resta visibilidad. La mala olor también es notoria en algunos momentos, por lo que entienden que debería mejorarse la red de alcantarillado que conecta con los puestos y que estén enfrentados en dos filas para que no bloqueen el paso de viandantes desde la fachada marítima. Agradecerían, también, que hubiese un sombraje en condiciones y más accesibilidad para atraer a más clientela.