Un problema vecinal que está trayendo disgustos a varias familias del entorno rural. Los residentes junto al barranco de San Cayetano de Crevillent llevan varias semanas aguantando malos olores desde que una gran explotación agraria de 300.000 metros cuadrados que se concentra en el enclave ha acumulado varios montones de estiércol para nutrir las tierras para la próxima temporada de cultivos. Los vecinos lamentan que, además de las malas olores, con el vertido de estos residuos se ha disparado también la presencia de moscas en el entorno y alertan de que se están produciendo también algunas quemas de plásticos y gomas. En respuesta a la situación, algunos residentes han presentado varias denuncias ante la Policía Local porque consideran que el tratamiento de residuos no está siendo correcto y está alterando la convivencia vecinal. Desde la Concejalía de Seguridad señalan que en estos días cuentan al menos cuatro partes de avisos de los vecinos por este tema, por lo que los efectivos se han desplazado al lugar para sacar acta del tipo de fumigaciones que puedan estar realizándose sobre el lugar. Según fuentes municipales, se ha comunicado el problema al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) para evaluar si se abren diligencias ante posibles irregularidades sobre el terreno. Desde Margalló Ecologistes en Acció d'Elx señalan que la acumulación durante días de este tipo de fertilizante no está permitida porque generan lixiviados, un líquido que al final puede pasar del subsuelo al nivel freático y contaminar el ambiente. Por otro lado, aseguran desde el colectivo ecologista que una buena práctica de estos residuos debería hacerse con una impermeabilización del subsuelo.

Lo cierto es que los vecinos critican que los montones de estiércol llevan más de dos semanas en el mismo lugar sin haberse extendido sobre la parcela, por lo que entienden que se está incumpliendo la orden de 2018 de la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente que regula la utilización de materiales fertilizantes, en la que se cita textualmente en el artículo 4 que «el estiércol sólido no transformado se incorporará al suelo mediante laboreo en un plazo no superior a 24 horas desde su aplicación, salvo que las condiciones meteorológicas lo impidan (...) y de esta forma se favorecerá la degradación del estiércol y se reducirá la emisión de malos olores y la formación de costra en la superficie, en su caso».

Precisamente los vecinos critican que el cúmulo de este fertilizante está desencadenando que haya más insectos en la zona y denuncian, además, que al haber concluido recientemente la temporada del melón, hay algunos de estos frutos que con el tiempo se han podrido y permanecen en la tierra, un factor que también ha atraído a las moscas en pleno verano.

En cuanto a la trituración de plásticos, los residentes han llegado al límite de crear un grupo de afectados por esta situación porque señalan que cada año se repiten capítulos de este tipo de materiales. Elena vive a veinte metros de la finca y ha sido una de las primeras en presentar denuncia porque parte de su familia padece problemas de respiración y la quema de estos residuos les está afectando. Por otro lado, los residentes también temen del impacto que está teniendo esta práctica en el entorno, ya que hay partes del barranco con restos de plásticos y hasta gomas de riego entre los matorrales que podrían proceder de esta finca, la más grande del sector próximo al puente 11 del Trasvase, por lo que los restos podrían ser arrastrados por el cauce del barranco cuando llueve.